Escribir memoria... y olvido

La nota del día

Derechos Humanos 17 de septiembre de 2021 Diario Sumario

En el caserío Los Alas, del cantón Las Minas en El Salvador, una pequeña escuela rural lleva el nombre Teniente Rodolfo. La denominación recuerda al argentino Marcelo Feito, combatiente de la Federación Juvenil Comunista, fallecido el 16 de septiembre de 1987, en una emboscada en Chalatenango (El Salvador). Tenía 22 años y hacía uno que se había unido a la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El nombre de guerra de Feito era un homenaje a Rodolfo Walsh. En una nota sobre su vida, Pablo Solana lo definió como “un pibe que quería ser como el Che”.

También un 16 de septiembre, pero once años antes de la muerte de Feito, en Buenos Aires inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a 10 jóvenes que tenían entre 16 y 18 años, y en su mayoría eran integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). El hecho es conocido en la actualidad como “La noche de los lápices”. El pasado jueves, se cumplieron 45 años de aquella fatídica madrugada ocurrida durante la última dictadura cívico militar eclesiástica y la Municipalidad de Alta Gracia realiza una muestra que recorrerá todas las escuelas secundarias de la ciudad.

“La propuesta surgió de la Dirección de Educación. La exposición la hicimos para el 24 de marzo y la mostramos en la Casa de la Cultura y el Cine Monumental. Ahora, aprovechando la conmemoración de los 45 años de la Noche de los Lápices, la idea es que circule por las escuelas secundarias. Comenzamos por el Nacional, pero la intención es que quede dos o tres días en cada escuela y llevarla a cada secundario que tenemos acá en Alta Gracia” explicó a Sumario Noticias Rodrigo Martínez, director de Educación de la Municipalidad. Se trata de una exposición de carteles que muestran los rostros y biografías de desaparecidos y luchadores por los derechos humanos del Valle de Paravachasca. Allí se encuentran Carlos, Alicia y Santiago D´Ambra; Emilia Villares de D´Ambra; Hugo Pavón; Elba Rosa Navarro y Agustín Carnevale.

 

La escuela, espacio de homenaje… y de olvido

Las instituciones educativas son, sin duda alguna, espacios privilegiados para la transmisión de la memoria y el relato de la historia reciente. Además de ser temas curriculares, esos saberes también circulan en actividades distintas a las clases tradicionales, como los actos, los relatos orales o las visitas didácticas. Durante casi diez años, hasta que el inicio de la pandemia de coronavirus lo impidió, los estudiantes de los últimos cursos de la Escuela Normal Superior de Alta Gracia visitaban el Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos La Perla. La aprehensión del conocimiento sobre lo sucedido en Córdoba durante la brutal represión de la Dictadura adquiría otra dimensión al visitar el sitio donde ocurrieron los hechos y realizar la visita guiada.

Estudiantes de quinto año en una visita a La Perla en 2013.

Es la misma institución en la que comenzó la muestra organizada por la Dirección de Educación. No es casualidad que sea esa escuela en la que se dieron ambos hechos. Se trata de un establecimiento que además de tener una orientación en humanidades, posee una marcada identidad de respeto y reivindicación de los derechos humanos.

A pesar de ser una institución que prioriza la memoria, hay algunos hechos que aún persisten en el olvido. Pocos miembros de la comunidad educativa de la Ensag conocen que Carlos D´Ambra, uno de los desaparecidos de Alta Gracia, cursó en esa institución su secundario. No hay acciones en su memoria ni en ese edificio ni tampoco en el del IPEM 298 Maestro Rodolfo Bútori, sitio por el que transitó D´Ambra cuando era estudiante y el “Colegio Nacional” estaba frente a la Plaza Solares. Menos llamativos son las faltas de homenajes a Alicia D´Ambra y Hugo Alberto Pavón por parte del Instituto Nuestra Señora de la Misericordia y el Instituto El Obraje, donde concurrieron durante su adolescencia.

 

Sin nombre

Durante años, fue tema de debate en la Ensag la posibilidad de imponerle un nombre a la escuela. Aunque popularmente es conocida como “El Nacional” o su abreviatura “El Nacio”, la verdad es que la única denominación que tiene es en base al tipo de institución que es y el lugar en el que está emplazada. No tiene un nombre propio.

En el caserío Los Alas, del cantón Las Minas en El Salvador, una pequeña escuela rural lleva el nombre Teniente Rodolfo. La Ensag, escuela que ha transitado más de 70 años sin nombre, tiene entre sus egresados a un joven que fue detenido y desaparecido por la última dictadura. Las instituciones educativas son espacios de escritura de memoria… y también de olvido voluntario.

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