De Alta Gracia a la primera de Belgrano

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Edición Impresa 03 de noviembre de 2017 Diario Sumario
Por Consuelo Cabral
Especial para Sumario
 
"Es un sueño cumplido, Belgrano es el club de mis amores. Mi papá, mis hermanos, mi abuelo, todos en casa somos hinchas a morir del Pirata. Y ahora ser parte del plantel es como tocar el cielo con las manos, o con los pies”, comienza contando a Sumario, el diario de los viernes, Agustina "Chuchi” Villarreal Moreyra, la altagraciense de 18 años que hace apenas una semana fue elegida para integrar la Primera División del Club Belgrano.

"Mi amor por el fútbol nació de un día para el otro. Yo en realidad era jugadora de handball y siempre me retaban porque pateaba las pelotas, haciendo jueguitos. Lo hacía por divertirme, como cualquier niño; jugaba en el patio de mi casa con mis hermanitos y en la escuela con todos los varones”, recuerda Agustina que además combina los entrenamientos en la ciudad de Córdoba y en Alta Gracia, con el cursado del último año en el  IPEM 298 Maestro Rodolfo Bútori.

El comienzo de todo
Pero antes del fichaje para Belgrano, pasaron cinco años desde su primer partido de fútbol oficial, un amistoso entre San Martín y Central allá por el 2012, que terminaría cambiando por completo la rutina de sus días y la llevaría a integrar las filas del Gigante de Alberdi. En el medio, y hasta hoy, el sacrificio, el aguante familiar, las horas de entrenamiento superpuestas con los deberes del cole, las comidas a las apuradas y la sensación de felicidad mezclada con el cansancio físico y mental, se convirtieron en algo cotidiano en la vida de la hija mayor de los Villarreal Moreyra.

"Da la casualidad que jugamos contra el Club Central, el cual lo integraba una amiga. Ese mismo día, el entrenador de Central habló con mi mamá para ver si me dejaba participar para su equipo. Era un Mundialito, como se le dice, que se jugaba en Villa María. Y bueno, sin tener experiencia fui y luego me fiché en Central donde jugué tres o cuatro años”, recuerda Agus.

Su mamá también se acuerda de ese día. "Estaba jugando en el patio de casa con sus dos hermanitos, que hacen fútbol en Platense. De pronto, alguien pasó, la vio y la invitó a jugar con las chicas de San Martín. No me la olvido más. Vino corriendo, feliz, toda entusiasmada. A mí me gustó la idea, pero a mi pareja no. Él decía que el fútbol era cosa de hombres… Pero Agus insistió tanto que a la tarde la llevé. Le dieron la camiseta y entró a la cancha. Cuando tocó la pelota y empezó a jugar yo no lo podía creer ¡nunca pensé que podía jugar así!”, cuenta emocionada Noelia Moreyra.

Junto al colegio y los entrenamientos en Central, Agus seguía haciendo handball. "A los 15 años, estuve en el Club Atlético Carlos Paz; jugué cuatro meses porque era un gran sacrificio y no tenía dinero para poder costear los pasajes”, recuerda. De allí en adelante, y tras un año lesionada por una fractura de peroné, decidió dejar definitivamente handball y se sumó al plantel de fútbol femenino de Banfield, en Alta Gracia.
 
Cazador de talento
Javier "Tatín” López es presidente del club Platense y entrenador de las categorías 07, 08, 09 y 10. Él, junto a su amiga –la que la invitó a jugar en aquel amistoso de Central, en 2012-y a su  mamá,  que trató de convencer al padre, también fue una pieza clave para que la "Chuchi” llegara a la Primera de Belgrano.

"Yo la conozco desde chiquita a la Chuchi, y siempre le decía que algún día la iba a llevar para una prueba. Y este año tuvimos la suerte de contactar con gente de Belgrano de Córdoba en un campeonato que se hizo en la Universidad Católica. Hablando con los técnicos les expliqué que había  una nena que jugaba en Alta Gracia, que tenía muchas condiciones y si había posibilidad de que la probaran. Y así fue como me llamaron un día y me dijeron que la llevara”. Con las precauciones del caso, "sin generarle esperanzas a Agustina y diciéndole que era un grupo muy cerrado y muy difícil de entrar”, le avisó de la prueba y partieron junto a la familia hacia Córdoba.

Al llegar, la Chuchi la rompió. Así lo recuerda Tatín: "No hizo falta más que un día para que quedara adentro. Al primer día ya le fue bien. Las demás compañeras la integraron y después de un mes de probarse tres veces por semana, le dijeron que había sido seleccionada, pero que debía operarse y quitarse una placa que tenía en la tibia”. A mediados de octubre, y tras una cirugía y rehabilitación, Agustina firmó y hoy patea para la Primera y la Reserva del Pirata cordobés.

Los sueños de una chica futbolista
Cuando termine sexto año en "El comercial”, Agustina sueña con estudiar el profesorado de Educación Física, seguir jugando en Belgrano y que el fútbol femenino sea igual al masculino. "En la cancha se juega igual, a la camiseta la sentimos igual, entonces mi sueño es también ése, que las condiciones sean igual para ambas partes”.

"En el sentido de vivir el fútbol, sentir la camiseta y hacerlo con pasión, no creo que haya diferencia con un hombre. Creo que es un poco más difícil para la mujer, muchas veces están las personas que tiran mala onda, por así decirlo. Te preguntan cómo vas a jugar al fútbol si sos mujer. O al opinar de fútbol te responden ¡qué vas a saber vos de fútbol…! Por ese lado lo veo mal”. Y como en un diálogo consigo misma, se pregunta "¿acaso el fútbol te hace menos mujer?” A lo que, tajante, responde: "No, no lo creo así. Y los sueños tampoco lo creen, por eso se cumplen”.

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