Éramos pocos y volvió el dengue

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Edición Impresa 04 de noviembre de 2020 Diario Sumario

Conversión del agua en sangre, invasión de ranas, piojos, moscas, peste del ganado, úlceras, lluvia de fuego y granizo langostas y saltamontes, tinieblas, muerte del primogénito de Egipto. Las diez plagas de Egipto, forman parte de un relato religioso, y según el Antiguo Testamento y la Torá, cuenta cómo el Dios hebreo infligió al pueblo del reino de Egipto una serie de calamidades, con el fin de que el gobernante dejara libres a los esclavos hebreos y les permitiera salir de la Nación. La historia se encuentra en el libro del Éxodo de la Biblia y describe cómo dos caudillos hebreos, Moisés y su hermano Aarón, en distintas audiencias concedidas por el faraón, le informan que Dios les castigaría de manera sucesiva con diez grandes males que caerían sobre Egipto, si este no accedía a las pretensiones de la deidad.


Nadie avisó al mundo lo que pasaría en el 2020, como para poder tener la posibilidad de que los seres humanos pudieran prepararse para algunas eventualidades. Algunas “plagas” llegaron sin avisar y otras podían avistarse en el lejano horizonte de algunos países que ya venían golpeados por el contexto que sembraban algunos antecedentes y los años anteriores. Pandemia, crisis económicas y sociales, derrumbe de la economía y caída abismal del empleo. En un contexto más local, los incendios devastaron hasta el momento más de 300 mil hectáreas de monte nativo de Córdoba, representando un récord absoluto –para las dos últimas décadas– de superficie afectada en la provincia.


Como las estaciones, las preocupaciones también cambian. A principios de 2020, en plena temporada de verano, el ojo de las autoridades sanitarias en Córdoba y en el norte del país, estaba puesto en la epidemia del dengue transmitida por el mosquito aedes aegypti. Según el último Boletín Epidemiológico emitido por el Ministerio de Salud de la Nación, publicado el 20 de agosto último, con información proveniente del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud hasta el día 25 de julio de 2020, en Argentina, para la temporada 2019-2020, hubo 96.454 casos con sospecha de dengue, de los cuales 56.293 no tuvieron antecedente de viaje.


Además, hubo 26 personas fallecidas: nueve eran mujeres y 17 varones, con edades entre 14 y 88 años y una mediana de 57 años.


En Córdoba, para el mismo período, el programa de Zoonosis de la Provincia de Córdoba registró 4.102 casos de dengue. Las víctimas de esta epidemia en la provincia fueron cuatro: tres de la localidad de Balnearia - un hombre de 57 años que presentaba un estado clínico muy complicado, otro adulto mayor de 78 años que también tenía un estado de salud delicado, y una mujer de 83 años que presentaba síntomas de fiebre, cefalea y otros propios de la enfermedad por lo que de Balnearia fue derivada a un sanatorio de Arroyito – y un hombre de 87 años de Marull. 


En el departamento Santa María, el periodo 2019-2020 dejó nueve infectados por el Aedes Aegypti: cinco en Anisacate, tres en Alta Gracia y uno en Villa Los Aromos. 


Ahora, con la llegada de la etapa más cálida del año, la atención vuelve al dengue, en el marco de la pandemia del Covid-19. 

Historia y trayectoria

La  primera  aparición  de  esta  enfermedad en el país data de 1916. Sin embargo, en la década del ´60, el vector del mosquito aedes aegypti logró erradicarse, apareciendo nuevamente en 1984. Catorce años después, en 1998 regresó a la escena local, presentándose a partir de ahí con brotes esporádicos en todo el país. Los primeros casos de esa época se registraron en Alta Gracia a finales de 1998 en barrio Norte. “Encontramos una gomería que tenía 600 cubiertas abandonadas, un sitio ideal para la reproducción del mosquito, por lo que procedimos a enterrarlas, pero si la gente no nos brinda información sobre la localización del insecto no podemos actuar a ciegas”, decía el por aquel entonces director de Salud Pública de la Municipalidad de Alta Gracia, Roberto Brunengo.  A partir de allí, las campañas de concientización comenzaron a implementarse en la ciudad, sin mucho éxito. 
Desde  mediados  de  la  década  pasada,  el  dengue  es  caracterizado  nacional  e  internacionalmente como un problema sanitario. En 2013, la Organización Mundial de la Salud estimó que entre 50 y 100 millones de personas contraen la enfermedad.
En 2009, los casos confirmados en el país, llegaron al final del brote a poco más de 27.000 infectados y cinco fallecidos, afectando principalmente a 13 provincias:  Buenos  Aires,  Catamarca,  Córdoba,  Chaco,  Entre  Ríos,  La  Rioja,  Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Corrientes y Catamarca, como así también a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Once de ellas, no habían registrado nunca casos autóctonos de dengue. 


La propagación de la enfermedad encontró un ámbito propicio en la región. Al aumento de la población del aedes aegypti por causas fundamentalmente climáticas y de comportamientos individuales y colectivos poco previsores, se sumó la ausencia de vacuna para prevenir la enfermedad y la persistencia de fallas sanitario-ambientales: urbanización no planificada, insuficiencia en la provisión de agua potable, ineficiente gestión de los residuos sólidos en gran parte de los municipios del país, resistencia del aedes aegypti a los insecticidas, y una casi inexistente coordinación interjurisdiccional.


En Córdoba, entre 2000 y 2008, se manifestaron 11 casos (todos importados). En los primeros meses de 2009, el tema adquirió proporciones de crisis, y se transformó en un “problema público”. El  brote estalló en la Provincia, con 175 casos confirmados. El pico se dio entre el 13 y el 19 de abril, con 294 notificaciones de casos “sospechosos”. En paralelo, a nivel nacional,  -conforme a datos del Ministerio de Salud de la Nación- se infectaba una persona cada dos minutos, unas 26 por hora. 


Con los primeros indicios de un aumento de casos en los últimos meses de 2008, y dado que los primeros casos confirmados en Córdoba eran importados, la Provincia decidió no esperar a la instrumentación de un plan nacional -que no llegaría hasta agosto de 2009- y comenzó a desarrollar una estrategia sanitaria de intervención. Se declaró la emergencia sanitaria y se constituyó un Comité de Expertos, además se implementó el control de posibles focos en zona urbanas; el monitoreo de infecciones; refuerzo de la infraestructura y equipamiento hospitalario; trabajo en terreno de concientización con voluntarios; capacitaciones; y la difusión, prensa y comunicación de campañas de limpieza y descacharreo.


 
El brote del desmantelamiento

Este brote epidémico de dengue fue el peor que sufriría Argentina hasta la epidemia de 2016, debido a la cantidad de personas afectadas como a la distribución geográfica de estas, y también a que por primera vez se produjeron muertes debido a la enfermedad.


El próximo brote, llegaría siete años más tarde. En ocho meses se notificaron 76.803 casos en todo el país; creciendo un 53% en relación con la ola anterior. También aumentó la cantidad de muertos, que pasó de cinco a 11. 


Algunas de las causas de las proporciones de la epidemia fueron la parálisis de programas de abordaje territorial desde diciembre de 2015, bajo el gobierno de Mauricio Macri, quien suspendió las campañas de prevención y descacharrización, como así también el desmantelamiento de la Dirección de Enfermedades Transmisibles por Vectores durante la gestión de Jorge Lemus, su ministro de Salud. Estas dos políticas contribuyeron a provocar, según varios analistas, una de las peores epidemias de dengue en la historia.  


También se criticó el ocultamiento de datos por parte del Ministerio en paralelo con la decisión de Lemus, de recortar personal en áreas clave destinadas al combate del dengue en todo el país, especialmente en Delegaciones Sanitarias Federales de varias provincias y en las Unidades Sanitarias de zonas críticas como Formosa, Rosario, Santa Fe y Entre Ríos.

¿Y ahora?

En septiembre, las provincias de Buenos Aires Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Rioja, Jujuy, Catamarca, Santiago del Estero, Formosa, Mendoza, Neuquén y La Pampa comenzaron a implementar campañas para prevenir la enfermedad del dengue través de tareas de detección, fumigación, descacharrado y difusión para evitar la circulación del mosquito vector, el Aedes aegypti.
La necesidad de estos trabajos, surge luego del brote del verano 2019-2020, "el de mayor magnitud que se haya registrado hasta el momento en la Argentina", según informó el Ministerio de Salud de la Nación.


El reporte nacional indicó que durante la temporada 2019-2020, "las regiones Centro y NOA aportaron la mayor cantidad de casos, con más de 22.500 y 22.000 enfermos de dengue, respectivamente", mientras que el noreste del país sumó un menor número de notificaciones.


Laura López, responsable del Programa de Zoonosis de Epidemiología de la Provincia de Córdoba, indicó que cuando el clima cálido comience a ser una constante será el lugar propicio para que Aedes aegypti desarrolle su actividad. "Este mosquito tiene hábitos de época estival y necesita de temperaturas constantes durante 15 días para que comience su actividad", recordó. 
En cuanto a la prevención, señaló que hay que estar atentos a los objetos que se pueden convertir en potenciales criaderos. "Ahora estamos trabajando en las campañas de comunicación y difusión que serán intensificadas y están destinadas a que la comunidad disminuya los objetos disponibles donde el mosquito pueda poner huevos", subrayó.


"Hay que controlar cualquier objeto que pueda tener agua como floreros. Vamos a incrementar las visitas domiciliarias y llevar mensajes para el cuidado del coronavirus y del dengue porque los síntomas de este último pueden confundirse con una gripe", concluyó.


El récord histórico de dengue que tuvo la Argentina esta temporada 2019/2020, preocupa a los especialistas por su posible convivencia con el nuevo coronavirus y la enfermedad COVID-19 que genera.


Y es que, si bien en este 2020 las dos enfermedades convivieron durante algunas semanas, en febrero -cuando había récord de personas positivas de dengue- el coronavirus no había llegado a la Argentina. Y en los meses siguientes, el brote por el SARS-CoV-2 generaba pocos contagios medidos en cientos de personas diarias. No en miles como ahora y como posiblemente suceda en el verano 2021, cuando aún no esté lista o distribuida la vacuna en forma masiva para frenar la pandemia.
 

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