Las redes de la intolerancia

nota del día

Opinión 13 de abril de 2022 Diario Sumario

(Sumario Noticias)  “Jipis mugrientos”, “Videla prócer”, “hay que matarlos a todos”, “tenían que haberlas abortado”, “que vuelvan los milicos”, “faminazis”, éstas y algunas otras expresiones están rondando las redes sociales de manera violenta y peyorativa. ¿Por qué hay tanta expresión de odio?

Quizá para llegar a una respuesta habría que hacer un análisis filosófico, sociológico e incluso antropológico. Sin embargo, como comunicadores sólo podemos advertir que hay un “ida y vuelta” entre algunas cosas que se publican y que, lógicamente, tienen su correlato en el famoso “pulso social”.

Algunos medios hacen del “morbo” una forma de comunicar, generando de por sí, reacciones en un público que consume y resume sus malestares con ciertas situaciones que “justifican” de alguna manera un estado de ánimo negativo. Por ejemplo, si un medio de comunicación se hace eco de abusos infantiles y vulnera sistemáticamente los derechos individuales, colectivos y de la niñez generará – del otro lado- reacciones ante esta “legitimización” de tal violación de derechos.

Sin embargo, más allá de casos puntuales, en los últimos tiempos se viene advirtiendo un nivel de virulencia entre los consumidores de redes sociales. La “libertad de expresión” está en el filo de la cornisa con el agravio, la difamación y la estigmatización a ciertos grupos  sociales.

En este caso, ante la movilización constante de un grupo de vecinos y vecinas que vienen trabajando y concientizando sobre la importancia y la necesidad de cuidar y proteger el bosque nativo en la provincia de Córdoba, ante el avasallamiento de los emprendimientos inmobiliarios que generan- también- crisis ambiental, hídrica, desforestación, etc un grupo de personas hasta les desearon que les pasaran las máquinas por encima. ¿Dónde está el límite?

El 24 de marzo en el Día Nacional de la Verdad, por la Memoria y la Justicia una presidenta comunal expresó libremente que acuerda con expresiones que niegan el terrorismo de Estado y sus consecuencias. Ante ello, una avalancha de comentarios en las redes pidiendo “a gritos” que vuelvan los militares obviando que cometieron crímenes de lesa humanidad y que el negacionismo histórico- por parte de una persona que ejerce un cargo público- está incluso penado por la ley.

En qué momento se desdibujan los contenidos de los hechos y se transforman en debates estériles – de odio- en medio de la red de redes y, lo que me parece más llamativo aún, es que a “eso” se le llame el “pulso social”.

“En lo personal lo que me causa mucho agotamiento es la beligerancia que se ve en las redes sociales, no a causa de debates intensos que creo que siempre son interesantes con respeto. Veo mucha intolerancia al que piensa diferente. Me resulta doloroso a veces, hiere, me lastima y no contribuye en nada”, dijo a Sumario Noticias Mónica Ambort, periodista cordobesa,  docente y autora varios libros en lo que colabora constantemente con la memoria colectiva de aquellos días de la Dictadura Militar.

El prestigioso medio español RTVE.ES realizó un minucioso informe sobre el “odio” en las redes. “Muchas personas sufren la persecución y violencia que se vierte en Twitter, Facebook o Youtube. La fiscalía alerta del aumento del delito de odio en Internet. Hay gente que, al igual que cuando conduce, se transforma al navegar por la red. Cuando nos comunicamos en el mundo digital escribimos cosas que no somos capaces de decir cara a cara. El anonimato y cierta sensación de impunidad contribuyen a una mayor violencia verbal. Pero muchos olvidan que lo que comentamos en nuestras redes sociales deja huella”, analiza el medio.

¿De qué hablamos cuando hablamos de odio?

"El odio es difícil de definir. Normalmente, cuando le preguntamos a una persona qué siente cuando odia nos suele hablar de animadversión, desprecio, asco. Es decir, una combinación de otras emociones negativas. Parecen juntarse para dar lugar a eso que llamamos y sentimos como odio". Lo explica, Ignacio Morgado, autor de "Emociones Corrosivas", director del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona. 

Todos sentimos odio hacia algo o alguien en algún momento de nuestra vida. Pero es un verdadero problema cuando es persistente y se llega a caer en una espiral que lleva a la violencia como refleja la pirámide del odio.  

Cuando sentimos odio, la corteza pre frontal del cerebro, está muy activa y la persona que odia está continuamente tratando de satisfacer ese odio, probablemente, buscando hacer daño a lo odiado de alguna manera.

Víctimas y expertos denuncian que las plataformas no están haciendo lo suficiente para frenar el odio de muchos mensajes y vídeos. Facebook, Youtube y Twitter se han comprometido a aumentar los controles, pero hoy por hoy es un fenómeno sin freno”, indican desde este medio.

¿Qué hacer ante un comentario de odio? Simplemente no darle relevancia, no sostener a quienes se alimentan de estas expresiones, aunque duela.

Señor, señora, quizá si su comentario fue eliminado de alguna de nuestras plataformas virtuales, no le estamos coartando su libertad de expresión, estamos promoviendo la libertad fuera de sus expresiones de odio e intolerancia.

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