La caja fuerte secreta y las sospechas de los familiares del cura

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Policiales 09 de septiembre de 2016 Diario Sumario
(Alta Gracia, de nuestra redacción) El próximo 11 de octubre comenzaría el juicio por el brutal asesinato del cura Luis Jesús Cortés (75), ocurrido el 29 de agosto del año pasado. Con el correr de los días crece la expectativa tanto del conjunto de la sociedad como de las partes, la querella constituida por la hermana de la víctima, por un lado, y los allegados al único acusado por el crimen, por el otro.
 
Edgar Ariel "Pinguchi” Díaz, un joven con antecedentes por robo y problemas de adicción a drogas, deberá enfrentar a un jurado popular en un juicio oral y público. Como se ha señalado en estas páginas en anteriores ediciones, la rápida detención de Díaz (el caso se esclareció en apenas cinco días) dejó líneas de investigación en el camino, incluidas las sospechas de Teresita Elvira del Corazón de María Cortés (65), y de Ingrid Aldana Aransenchuk (26), hermana y sobrina del sacerdote.
 
En sus declaraciones ante el Fiscal Emilio Drazile, ambas mujeres (madre e hija) destacaron la extraña relación de la víctima con dos hombres que solían frecuentar su casa.  Se tratra de dos personas -de nombres Gastón y Walter, respectivamente- que se supone solían acudir al cura en busca de ayuda espirtual, independientemente uno del otro. Tanto las familiares de Cortés como algunos vecinos, declararon que en ocasiones Gastón se quedaba a dormir en la casa del religioso y permanecía con él varios días.
 
Teresita Cortés relató incluso que, poco tiempo antes de ser asesinado, su hermano le había manifestado algún tipo de recelo hacia Walter y Gastón, ya que había advertido que se conocían entre sí, pero que se lo ocultaban a él.  El dato preocupó a la mujer, quien según costa en el expediente, siempre se mostró recelosa de la relación de estas personas con el cura.
 
La caja fuerte secreta
Por su parte, Ingrid  Aransenchuk también declaró ante Drazile sus sospechas hacia los tales Walter y Gastón. En la causa, la joven aporta un dato revelador: Hacía poco tiempo que su tío le había confiado la existencia de una caja fuerte en su casa de 3 de Febrero 12. Sólo Ingrid tenía esa información que Cortés no había compartido ni siquiera con su hermana. El religioso no era un hombre con mucho dinero, pero cobraba una pensión del Ejército Argentino por sus servicios como capellán castrense y otra por su labor pastoral en el clero.
 
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