Comer sin venda en los ojos

El pasado martes, la aprobación de la Ley de Etiquetado Frontal por parte de la Cámara de Diputados de la Nación supuso que, a partir de su reglamentación, los consumidores puedan decidir qué comprar en base al conocimiento de los ingredientes. La información nutricional, que aparece en todos los productos, siempre se ha caracterizado por ser poco clara y estar escrita en letra extremadamente pequeña. Para empezar, es necesario saber a partir de qué cantidades de azúcares, grasas, calorías o sodio es considerado nocivo para la salud. Pero, por otra parte, muchas marcas se esfuerzan por colocar esos datos en espacios decididamente complicados, de manera que no sea sencillo leerlos.

Los postres de chocolate suelen traer los datos nutricionales en un cuerpo de tipografía diminuto alrededor de la tapita del envase. Los quesos envasados la colocan en el pliegue de la horma, de forma que hay que estirar el plástico y aguzar la vista para leer esa información. Son solo algunos ejemplos de la gran cantidad de maniobras que realizan las empresas para disfrazar de color verde, que se asocia con la comida saludable y liviana, productos que no cumplen con los estándares de salubridad.

Pero la ley aprobada el pasado martes generó una fuerte polémica en el Congreso no solamente porque implica colocar la información al alcance del consumidor. En la industria alimenticia, un nicho importante en las ventas son las infancias. Basta recorrer las góndolas para ver a los personajes de los dibujos animados recomendando comprar determinado producto. El conejo de Netsquik, el tigre de Zucaritas, el oso de Bimbo o el jaguar de Chetos son algunos casos. Calcomanías de regalo, juguetes, sorteos, premios y una serie de incentivos para las personas más pequeñas a cambio de comprar determinado producto. Justamente, eso es lo que va a combatir la nueva ley, ya que sostiene en sus puntos principales lo siguiente:

• En caso de contener edulcorantes, el envase debe llevar una leyenda precautoria, por debajo de los sellos de advertencia, con la leyenda: "Contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as".

• En caso de contener cafeína, de igual manera, el envase debe presentar una leyenda precautoria por debajo de los sellos de advertencia con la leyenda: "Contiene cafeína. Evitar en niños/as".

• Se prohíbe que los alimentos y bebidas analcohólicas que contengan algún sello de advertencia incorporen en sus envases información nutricional complementaria, logos o frases con el patrocinio o avales de sociedades científicas o asociaciones civiles, personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas, etcétera.

• Se prohíbe toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de los alimentos y bebidas analcohólicas envasados con al menos un sello de advertencia que esté dirigida especialmente a niños, niñas y adolescentes.

• Se prohíbe incluir personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, la entrega o promesa de entrega de obsequios, premios, regalos, accesorios, adhesivos, juegos, descargas digitales, o cualquier otro elemento, como así también la participación o promesa de participación en concursos, juegos, eventos deportivos, musicales, teatrales o culturales.

• El Consejo Federal de Educación deberá promover la inclusión de actividades didácticas y de políticas que establezcan los contenidos mínimos de educación alimentaria nutricional en los establecimientos educativos de nivel inicial, primario y secundario del país.

• Los alimentos y bebidas analcohólicas que contengan al menos un sello de advertencia no pueden ser ofrecidos, comercializados, publicitados, promocionados o patrocinados en los establecimientos educativos del Sistema Educativo Nacional.

Quien haya pasado por el kiosco o cantina de una escuela en Argentina podrá advertir a simple vista que la mayoría de los productos que allí se ofrecen son altos en azúcares, grasas, sodio o calorías. La norma apunta especialmente al cuidado de las infancias, buscando enseñar y concientizar acerca de la nutrición e impidiendo que se ofrezcan en las instituciones educativas alimentos perjudiciales para la salud. Si se observan las cifras de problemas nutricionales en niñas, niños y adolescentes en el país, se puede concluir que una medida de este tipo es sumamente necesaria: el 41,1 por ciento de los chicos y adolescentes de entre 5 y 17 años tiene sobrepeso y obesidad en Argentina, en una proporción de 20,7 por ciento y 20,4 por ciento, respectivamente, sin diferencias por nivel socioeconómico. En los niños de 0 a 5 años, el exceso de peso alcanza el 13,6 por ciento, una cifra elevada si se tiene en cuenta que el exceso de peso esperado para esta edad es de 2,3 por ciento.

El hecho de que en las cifras no haya distinción de nivel socioeconómico demuestra que no se trata de un problema de la pobreza y la falta de recursos. También entre quienes no pasan necesidades, la malnutrición es una realidad. La pandemia del coronavirus covid-19 visibilizó ese problema de la manera más cruel: la obesidad, la diabetes y la hipertensión - patologías muchas veces derivadas de la mala alimentación- fueron las principales comorbilidades entre los pacientes positivos.

La Ley de Etiquetado Frontal es una oportunidad para que las futuras generaciones aprendan a alimentarse mejor y combatir seriamente un problema sanitario que provoca muchas enfermedades y muertes en el país. A partir de la reglamentación, comenzará la lucha por su aplicación efectiva, como sucede con leyes aprobadas hace tiempo pero que todavía no llegaron a ponerse en vigencia en todo el territorio nacional, tal como es la Ley de Educación Sexual Integral.