La lluvia de fuego

Hace más de un siglo, se publicó la primera edición del libro Las fuerzas extrañas, compilación de cuentos de Leopoldo Lugones, en donde se encuentra el relato “La lluvia de fuego”. En un escenario fantástico y apocalíptico, un personaje millonario observa con tranquilidad la devastación completa… hasta que es demasiado tarde. Muchas veces se sostiene que “la realidad supera a la ficción”. Si se hace una lectura literal, la situación descripta por Lugones no es actualmente una realidad. Pero si se observa con un sentido metafórico lo que sucede en distintos puntos del planeta, muchos son los personajes que, con una copa de vino en la mano y sentados en su jardín, observan parsimoniosamente la destrucción.

Los motores de los aviones tientan a levantar la vista hacia un cielo enrarecido. A lo lejos, nubes que no son tales, sino enormes columnas de humo. Pueblos ahumados, casas destruidas, vecinos evacuados, hectáreas quemadas… Los incendios en las sierras de Córdoba vuelven a ocupar los espacios centrales de los portales de noticias. Gran cantidad de matices entre el asombro, la resignación y la indignación.

Una gigantesca nube de humo se observó desde la zona alta de Alta Gracia.

 

Pareciera que las llamas ya no son novedad. Llega agosto, sube la temperatura y comienzan los focos. Enfurecidos, muchos denuncian la intencionalidad detrás del fuego. Por otro lado, las condiciones climáticas cada vez favorecen más la propagación: sequías, calores inauditos… En 2021, Siberia, un punto del mapa casi olvidado y vecino del Polo Norte, registró “el incendio más grande que todos los del resto del mundo combinados”. En julio, hubo más de 200 focos encendidos en Rusia y las cenizas llegaron hasta el imaginario hogar de Papá Noel. “Hace años que los funcionarios y líderes de opinión de Rusia dicen que esos fuegos son normales, que la taiga siempre está en llamas, y que no hay por qué preocuparse. La gente ya está acostumbrada” explicaba en ese momento Alexander Yaroshenko, experto forestal e integrante de Greenpeace Rusia. Los daños, por supuesto, también se extendieron a regiones pobladas, como la aldea Byas-Kuel, que fue reducida a cenizas.

La aldea rusa Byas-Kuel, reducida a cenizas.

 

Desde hace casi diez años, la Organización de las Naciones Unidas alerta sobre la necesidad de limitar el calentamiento global y mantenerlo alrededor de 1,5 grados centígrados anuales. En la actualidad, esa medida se duplica. “Limitar el calentamiento global a este nivel requerirá cambios rápidos, de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad. Este informe subraya que la limitación del calentamiento global a 1.5ºC, comparado con 2ºC, debe de ir unida al compromiso de construir una sociedad más sostenible y equitativa. Mientras que estimaciones previas se enfocaban en determinar el daño que se ocasionaría si la temperatura media llegara a los 2°C, este informe indica que gran parte del impacto del cambio climático ya se produciría con 1,5°C de aumento” señala una publicación de la ONU que agrega, además: “una serie de daños ocasionados por el cambio climático que podrían evitarse si el límite de calentamiento global se estableciera en 1,5ºC en lugar de 2ºC, o más. Por ejemplo, para 2100 el aumento del nivel del mar a nivel global sería 10 cm más bajo con un calentamiento global de 1,5°C. Las probabilidades de tener un Océano Ártico sin hielo durante el verano disminuirán a una vez por siglo, en lugar de una vez por década, con el máximo en 1,5ºC si el límite se establece en los 2ºC. Los arrecifes de coral disminuirían entre un 70 y 90% con un calentamiento global de 1,5 °C mientras que con 2ºC se perderían prácticamente todos (el 99%)”.

Cambiar radicalmente la forma de vida en los principales países del mundo, controlar las emisiones de carbono y modificar la manera de producción es la mayor esperanza para contrarrestar los efectos del calentamiento global.

El pasado miércoles, el fuego volvió a ser protagonista en los valles de Paravachasca y Calamuchita. Se quemaron más de 80 viviendas y cabañas, un complejo quedó destruido, los estudiantes de una escuela secundaria tuvieron que ser rescatados cuando la traffic que los transportaba quedó atrapada y regresó el análisis sobre las causas. Mientras la fiscalía a cargo de Diego Fernández está a cargo de la investigación, quienes se encuentran directamente involucrados en la problemática ya comienzan a señalar las principales responsabilidades.

 

 

Los focos más importantes se desataron en Intiyaco y Atos Pampa por un lado y en San Clemente y Potrero de Garay por otro. Sobre el primero, uno de los bomberos voluntarios que acudió a sofocar las llamas aseguró que había una clara intencionalidad. Marcos Zangl, jefe de bomberos de Villa General Belgrano, observó que el foco de Intiyaco comenzó entre las cinco y las seis de la mañana. “Le han arrimado fuego, es intencional” denunció. Sus palabras fueron respaldadas por Diego Concha, director de Defensa Civil de la Provincia, quien señaló: "a esa hora de la mañana no hay explicación para un fuego que no sea intencional".

Cuando no es la voluntad explícita de encender la llama, la desidia también acompaña el fuego. La principal hipótesis acerca del origen del foco que arrasó con gran cantidad de hectáreas entre San Clemente y Potrero de Garay es que se originó por la caída de un cable de alta tensión. Efraín Agustinoy, propietario del complejo de cabañas “El Potrerillo”, donde se destruyeron más de cincuenta construcciones, se refirió al origen del incendio y apuntó contra la empresa provincial de energía. “Ha sido algo en el mismo complejo o el Juez de Paz que ha certificado la caída de una torre de Epec y que originó todo este lío. Debe haber sido adentro o muy cercano, era un predio de 200 hectáreas atravesado por la línea. Aparentemente ha sido así, el mantenimiento de las líneas de Epec es lamentable. Una vez anterior, se quemaron 130 hectáreas y conseguí por intermedio de un amigo toda la secuencia. También en ese momento fue por un problema de mantenimiento de Epec. Con esa prueba hicimos una acción de resarcimiento pero aún no la hemos cobrado” explicó el dueño del complejo que sufrió pérdidas millonarias.

El ingreso a San Clemente.

 

“El incendio entre San Clemente y Potrero de Garay está contenido en un ochenta por ciento como así también el incendio que está entre Atos Pampa e Intiyaco” señaló durante la mañana de este jueves Diego Concha. “En total, tenemos unos 190 efectivos entre Bomberos Voluntarios, personal del ETAC, Plan Provincial de Manejo del Fuego y Defensa Civil. Están trabajando en ambos incendios. Son perímetros totalmente inestables, hay mucha temperatura y muchos puntos calientes. Por suerte a esta hora no hay ningún inconveniente, riesgo de incendio interfase o poblaciones complicadas por el fuego. Están operando los cuatro aviones hidrantes de la Provincia desde el Aero Club Alta Gracia y los dos helicópteros. El viento rotó al sur en la madrugada. Hay ráfagas de 40 kilómetros por hora en Potrero de Garay, así que vamos a tener que estar muy atentos a posibles reinicios durante la jornada de hoy” explicaba alrededor de las 10 de este jueves el encargado de Defensa Civil a nivel provincial.

En Potrero de Garay, unos cien vecinos debieron ser evacuados. “Los llevamos al polideportivo comunal para resguardarlos. Trabajamos mucho en la zona y evitamos tener viviendas quemadas”, dijo en declaraciones a Siempre Radio 93.3 el jefe comunal Gerardo Martínez. Sin embargo, lamentó la pérdida de más de 70 viviendas en el Country Villa del Cóndor y el barrio privado Potrerrillo.

La intencionalidad, la desidia y el calentamiento global son la principales causas de los incendios en todo el planeta. Para algunos, significa la muerte; otros viven la tragedia de perder todo lo que tenían y también hay quienes, al mejor estilo del personaje de Lugones, observan impávidos la lluvia de fuego. Tal vez, llegar a leer el final del cuento inspire el cambio radical de acciones que reclama la ONU. O a lo mejor, el fin del mundo no es una pandemia, sino la ira del dios del fuego.