De eso ya se habla

(Sumario Noticias, Alta Gracia) Los primeros calores comienzan a despuntar en este 2021 y los ansiosos empiezan a preguntar qué pasará con los grandes festivales que pusieron a Alta Gracia en el centro de la agenda cultural de la provincia.

En medio de la campaña electoral, que finalizará recién a mediados de noviembre con la realización de las elecciones generales legislativas, las preocupaciones e intereses de la dirigencia local parecen estar focalizadas hacia esa dirección. “Por ahora Colectividades no es una prioridad”, dicen algunos funcionario. El miedo aparente, que se deja ver de manera muy disimulada, es realizar eventos que no se encuentren “a la altura” de los últimos organizados en la era pre pandémica, algo así como “bajarle el precio” a festivales que posicionaron muy bien a la ciudad en este mercado en el que no se había incorporado del todo. El éxito de la última edición de Mionca, y por qué no, del mismo Encuentro Anual de Colectividades, dejó la vara muy alta, e incursionar en cualquier modelo que no llegue a esos estándares puede ser un paso atrás para lo que estos festivales representan en la provincia y en el imaginario colectivo de los vecinos y turistas.

Sin embargo, a pesar de estos resquemores, las autoridades municipales ya comenzaron a tener conversaciones con los representantes de los festivales más convocantes de la temporada – Jesús Maria, Cosquín, Villa María, entre otros - como así también con figuras del Gobierno Provincial, para definir qué va a pasar con estos eventos multitudinarios que llevan mucho tiempo de preparación. Entre pinzas queda la idea, en el caso de finalmente realizarse el Encuentro Anual de Colectividades, de poder contar con figuras convocantes, ya que por lo general las agendas de los artistas para el verano, en agosto ya están cerradas. Pero, si todas las organizaciones están en la misma, será cuestión de ver cuál es la más rápida de reflejos.

Uno de los puntos cruciales a definir serán las cuestiones que atañen a los protocolos sanitarios y normas de bioseguridad. En julio, Jesús María fue la primera localidad que confirmó que habrá evento, pero con una condición: los asistentes deberán presentar el carnet de vacunación contra el covid. La idea del carnet sanitario, que genera polémica a lo largo del mundo, no es un punto en el que aún haya acuerdo a nivel local. Consultado por Sumario Noticias, hace algunas semanas, el intendente Marcos Torres Lima explicaba que: “Prohibir un ingreso mientras la vacuna no sea obligatoria, no lo considero en este momento…”. Por su parte, el secretario de Gestión, Turismo y Deportes de la Municipalidad, Pablo Soler, se mostró a favor de pedir un hisopado o PCR negativo como condición de ingreso para quienes no quieran vacunarse.

Mientras se da esta discusión, en la provincia de Córdoba se habilitaron los bailes de cuarteto en un formato que podría haber llegado para quedarse: el público podía ingresar en grupos a una especie de corralito donde se podía bailar, pero sin salir de esta zona establecida por cadenas.

La prueba piloto contó con mucha presencia policial y también con personal de la Municipalidad de Córdoba, que controlaba que se respetaran las medidas sanitarias. Al llegar a la ex Vieja Usina, lo grupos debían de ingresar de forma ordenada, sin amontonamientos.

Posterior a eso, los organizadores los ubicaban en los corralitos o en la platea, según la entrada. Y se realizaban las indicaciones pertinentes que recomendaban el uso de barbijo constante, detallaban cómo era la modalidad del servicio de bar -ya que no se podía salir a comprar- y se autorizaba únicamente la salida a los baños.

En las burbujas no había sillas pero si una mesa para apoyar las bebidas. Los mozos y mozas con carritos circulaban por los pasillos para vender comida y bebida. También transitaban policías y acomodadores, que controlaban el cumplimiento de los protocolos.

El formato, que si bien fue exitoso en este tipo de eventos, debería repensarse para el ámbito de los festivales, en donde la circulación de las personas suele ser mucho más alta. Habrá que ver si las dirigencias pueden imaginar y aplicar “nuevos modos” para los asistentes o seguirán a la espera de que la pandemia pase para volver a la antigua normalidad.