Imperceptible entre la marea de información electoral, pasó inadvertida la lectura de los fundamentos de la sentencia del juicio a Mario Bonfigli y Eugenio Coggiola, el pasado 14 de agosto.

Como se recordará, el exintendente de Alta Gracia fue condenado a dos años y medio de prisión en suspenso y tres de inhabilitación para ejercer cargos públicos, tras ser encontrado culpable del delito de exacciones ilegales.

El voto del Vocal de Cámara Luis Enrique Ramón Paoloni fue apoyado por su colega Mónica Adriana Traballini de Azcona, y por los jurados populares Silvia Andrea del Valle Mocciardo, Gabriela Alejandra Almada, Elina Victoria Carbonari, Graciela Esther Herrera, Martín Ezequiel Santos y Carlos Ariel de la O´Pradoz, en tanto que los jurados populares Ricardo Alejandro Murúa y Claudio Javier Lencinas, consideraron que no estaba "suficientemente acreditado que Bonfigli haya tenido la intervención que se le atribuye”.

En la sala de la Cámara 5ta del Crimen de Córdoba se ventiló la causa por el cobro de 17 mil dólares al abogado de empresa Jumagra en 2005, a cambio de un escrito con el desestimiento de la Municipalidad de Alta Gracia –firmado por Bonfigli- en un conflicto que mantenía con la empresa, que por aquellos años pretendía instalar un corral de engorde de ganado. Coggiola –por entonces Asesor Letrado del Municipio-  y el procurador Julio Oviedo fueron detenidos en un operativo de la Fiscalía Anticorrupción de Córdoba. 

En su línea defensiva, Coggiola siempre sostuvo que el dinero era una colaboración lícita que la empresa había realizado al Estado local. Por su parte, el exintendente siempre dijo que nada tuvo que ver con el escándalo y que todo fue obra de su entonces funcionario.

El fallo, considera un "sinsentido elemental” que Jumagra pagara "una colaboración no documentada”, con la que no sólo no desgravaría impuestos, sino que debería pagar Ganancias por una cifra de la que se había desprendido. Recuerda la sentencia que la afirmación de Coggiola al negarse a extender un recibo: "Esto no podemos instrumentarlo de ninguna manera porque se daría a pensar que estamos poniéndole precio a la voluntad del Municipio”. Y se pregunta el fallo: "¿Cómo se enterarían los vecinos de Alta Gracia de los sacrificios afrontados por Jumagra S.A. para congraciarse con ellos?”. ¿Por qué razón Jumagra S.A. entregaría los 17.000 dólares a estos funcionarios  de la Municipalidad de Alta Gracia? (…) La única respuesta concebible es: porque les habían pedido ese dinero. (…) La filmación de esa reunión del día 19 de agosto demuestra que ambos (Coggiola y Oviedo) sabían qué iban a hacer cuando concurrieron al estudio jurídico de Zeverin, puntualmente conocían que iban a recibir ese monto de dinero, como que lo contaron para controlar el importe que se les daba pese a que no extendieron ningún recibo”.”

 "Yo no actué solo ni motus propio, siempre lo hice bajo las órdenes de mi superior jerárquico, fui al Estudio del Dr. Zeverin porque así me lo ordenó el Sr. Intendente”. La declaración le pertenece a Coggiola, y es uno de los elementos que el fallo destaca para considerar cierta la participación del exintendente. Pero no el único."¿Cómo aceptar que Bonfigli no sabía nada de una colaboración económica si él mismo había expresado necesitarla para completar una obra pública?, expresiones que no solamente le atribuye Coggiola, sino también Zeverin y (el empresario) Grabich”.

Para la mayoría de los jueces y jurados populares "resulta evidente que una concesión venía atada a la otra. Jumagra no obtenía nada valioso si se limitaba a donar indocumentadamente ese dinero, del mismo modo, Alta Gracia no obtenía nada conveniente al renunciar ejercer su potestad pública en el conflicto, del modo en que lo hizo en el acuerdo que Bonfigli firmó; pero si aquella entrega de dinero era el precio pagado para esta claudicación todo cobra sentido. (…) La evidente falta de necesidad de suscribir ese convenio, su clara inconveniencia para la Municipalidad de Alta Gracia, es lo que de modo más vehemente delata el conocimiento -por Bonfigli- de que Jumagra entregaría algo a cambio suyo: los cincuenta mil pesos. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en el Estudio Jurídico de Zeverin: Coggiola le entregó el escrito del acuerdo a cambio del dinero.”