Con un Producto Interno Bruto (PIB) de más de 550.000 millones de dólares, Argentina es una de las economías más grandes de América Latina.  El país está en proceso de una transformación económica que promueve un desarrollo sostenible con inclusión social e inserción en la economía global”.Con un estilo tan pintoresco como el que describe destinos turísticos para ciudadanos cosmopolitas, la página web del Banco Mundial presenta nuestro país a los inversores, sin olvidar mencionar que se "retomó una activa agenda en política internacional y que el país confirmó que ejercerá la presidencia en el G-20 en el 2018”.

La inserción en el mundo. Una idea con diferentes significados según desde donde se la mire. Un millonario extranjero con una caña de pescar, botas hasta la cintura y un sombrero de alas anchas. Una mosca en un anzuelo sumergiéndose en las torrentosas aguas de un río patagónico. Tanto para la trucha como para el pescador la situación significa la posibilidad de comer. El éxito de ambos implica el beneficio de sólo uno.

La deuda externa puede ser pública o privada, y los acreedores pueden ser bancos, los gobiernos, los fondos de inversión (entre ellos los llamados fondos buitres) o los organismos financieros (FMI, Club de París, Banco Mundial). Aun utilizada para inversiones productivas o de infraestructura, los dólares estadounidenses en otros países implican deuda que genera problemas de relevancia crucial para un país, más cuando está obligado por su condición de dependencia a pagar y/o reestructurar deudas de manera permanente para atender las demandas de moneda externa. Estas demandas de divisas están generadas, en su gran parte, por la propia deuda externa que implica déficit con el permanente pago de intereses. Un problema que implica soluciones que agravan el problema. Una trampa geopolítica.

Los procesos de toma de deuda externa, tanto privada como pública, suelen estar acompañados de tres fenómenos que profundizan la situación: fuga de capitales que no pueden ser utilizados como reservas y/o inversiones y que requieren políticas de blanqueos con costos asociados; impacto sobre el tipo de cambios, que deben ajustarse para mantener los equilibrios de las balanzas comerciales y la competitividad de los actores del sistema económico que priorice como estrategia el gobierno y, en el caso de la deuda externa privada, políticas recurrentes de estatización de la misma a los fines de mantener las inversiones. 

Claro que aquellos actores que "fugan”, "se favorecen con los tipos de cambio” y sus deudas privadas "son estatizadas”, sacan la lotería con modelos basados en el endeudamiento. El resto, mira con ganas el simulacro de oportunidad agitándose en las gélidas aguas.

En la apertura de sesiones de la Asamblea Legislativa de MM puso sobre la mesa una frase que sintetiza todo un programa económico: "Gracias a la confianza que generamos, el año pasado salimos del default que nos aisló durante 15 años. Eso nos permitió incorporarnos al mundo y tener credibilidad internacional. Hoy el país se financia en el mercado a tasas menores, el crédito comienza a fluir para las familias y las empresas".

Sus palabras pintan de manera completa el panorama. La Balanza de Pagos del INDEC del cuarto trimestre de 2015 -al finalizar la gestión de CFK-, indicaba que la deuda en moneda extranjera de la Argentina se ubicaba en 170.625 millones de dólares, de los cuales 101.870 millones correspondían al Sector Público no Financiero (Nación y provincias) y Banco Central; 65.360 millones al Sector Privado no Financiero y unos 3.395 millones al Sector Financiero (excluido el BCRA).Con todas las emisiones de deuda que se realizaron en el poco más de un año de la etapa de MM, el pasivo en moneda extranjera (pública y privada) acumulada por el país es de unos 211.000 millones. Esto equivale a un incremento de la deuda de 40.500 millones de dólares (26%).

Poniendo la lupa sobre el asunto. Fue la deuda en dólares tomada por el Sector Público la que más aumentó desde 2015. De los 101.870 millones de billetes estadounidenses de diciembre de ese año (sumando a provincias) a unos 143.600 millones hoy, al sumar bonos nacionales, provinciales y Letras del Tesoro. Esto implica una expansión del pasivo del Estado en moneda extranjera del 40,9%.

Anotamos dos detalles: 1) En este trance, se pagaron 9.300 millones de dólares a los fondos buitres, arreglo en el cual el entonces ministro Alfonso Prat-Gay aseguró:"nos vuelve a conectar con el mundo" al habilitar una lluvia de inversiones que derramarían sobre las provincias y empresas; mientras que para el entonces Secretario del tesoro de EEUU, Jack Lew, "la reinserción en la economía mundial de Argentina representa un hito importante para el sistema financiero del mundo”; 2)La transferencia a los fondos buitres, avalada por ambas cámaras parlamentarias, se hizo de manera directa desde los mismos bancos que participaron en esos días de la emisión de bonos 16.250 millones de dólares, la colocación de deuda más grande de la historia mundial de un país emergente.