(Alta Gracia, de nuestra redacción) La Comuna de La Paisanita desbarató una fiesta clandestina a orillas del Río Anisacate, tras recibir denuncias de algunos vecinos.
A media tarde del sábado 28, hasta el balneario de La Isla llegó un grupo de alrededor de 200 personas dispuestas a realizar una fiesta en la playa. Equipados con heladeras portátiles, equipos de música, un grupo electrógeno que les proveía energía y los servicios de un DJ especialmente contratado, rápidamente los jóvenes invadieron la pequeña playa.
El volumen de la música y la virtual ocupación del espacio, obligó a muchas familias a retirarse de lugar, en medio de airadas protestas. Con sus niños en brazos, algunos matrimonios emprendieron la retirada.
Por otra parte, los vecinos que viven en la zona se quejaron por el ensordecedor ruido de la fiesta.
La presencia de dos policías, pareció responder más a la contratación de adicionales que a operativo de prevención alguno. Según algunos vecinos, los uniformados hicieron oídos sordos a sus reclamos.
Ignacio Sala, Presidente Comunal de La Paisanita, llegó al lugar ante la cantidad de quejas recibidas, pero también encontró resistencia para actuar.
"Son episodios que suelen ocurrir con frecuencia”, sostuvo el jefe comunal. "Convocan a fiestas a través de Whatsapp. Le dicen a la gente que lleve bebida y cosas para comer y ellos les ponen música con un generador. Nunca los podíamos agarrar hasta el fin de semana”.
El funcionario explicó que "incluso en un momento la policía me dijo que esta gente les había dicho que estaban autorizados por la Comuna, cosa que no fue así, y terminaron admitiendo que no había ninguna autorización de por medio”.
No obstante la falta de autorización para realizar la fiesta, la solicitud de permisos es discutible: "Son cuestiones muy complicadas, porque la ribera del río es pública. El nuevo Código de Convivencia no te prohíbe tomar, ni poner música. Yo le pedí a la policía que evacuamos y me dijeron que si no había disturbios no podían hacer nada. Comenzamos a plantear a la policía y a argumentar que para estos chicos era una situación de riesgo”, por la presencia de combustible para el generador y los accidentes que la falta de visibilidad podría producir en el río.
"Entonces planteamos la posibilidad de efectuar controles de alcoholemia a la salida del lugar, secuestrando autos si era necesario”, relató Sala. "Argumentando desde ese lugar, pudimos terminar con la fiesta y los chicos se fueron”.
"Tenemos la intención de trabajar para poder regular y controlar estas situaciones que pueden terminar siendo muy peligrosas", concluyó el Presidente Comunal.
Más allá de las explicaciones del funcionario, los vecinos plantearon que sin bien los jóvenes podían tener derecho a escuchar música en la playa, también tenían derecho al descanso las familias que estaban allí con sus hijos y debieron "huir” ante la incursión juvenil, que dejó tres enormes bolsas de basura en lugar.
Otros vecinos se preocuparon por el impacto ambiental que implica para la fauna del lugar la realización de fiestas de este tipo. Cabe recordar que en la zona, con un bosque nativo casi intacto, abunda una gran diversidad de especies.