(Sumario Noticias, Alta Gracia) Luego de dos años, el parque del Sierras Hotel volvió a ser el escenario de festejos, alegría y rituales compartidos. Lejanas parecían hasta hace unos días, aquellas imágenes con luces, muchedumbre y música, comida y bebida, y amigos reunidos en ronda disfrutando de los eventos y festivales que tenían al manto verde del alto como locación.

El sábado pasado, cientos de estudiantes se congregaron en ese entorno para participar de la Fiesta Bresh, organizada por la Municipalidad de Alta Gracia para darles un “mimo” a los adolescentes que hace dos años no puede disfrutar “legalmente” de este tipo de eventos.

La imposibilidad de tener un festejo por el Día del Estudiante, se vio saldada por esta fiesta de “fin de curso”. ¿Qué cambió en dos meses? Sólo las autoridades municipales lo saben. Pero en setiembre, ante la propuesta de la Juventud Radical de organizar un evento para conmemorar aquel día tan importante para los jóvenes, el secretario de Gestión Pública, Turismo y Deportes de la Municipalidad, Pablo Soler, adelantaba que “hacer un evento con gran acumulación de gente no se realiza de un día para otro ni de una semana a otra. Lleva mucho tiempo y entendemos que es imposible. Pero, en la reunión, les comentamos en qué estamos trabajando. Organizamos un festejo de fin de curso para todos aquellos que terminen un ciclo, que tengan su celebración. Sabemos que los niños y las niñas, después de un año tan complicado tienen que festejar. No estamos ajenos a eso". Finalmente, esa fiesta se dio ayer.

Al caer la tarde, el centro de Ata Gracia se llenó de adolescentes, que prestos se dirigían al Parque del Sierras para vivir una noche de la cual eran los únicos protagonistas. Durante las semanas previas, se realizó el popular concurso de elecciones de banderas del último curso, cuyo ganador se daría a conocer esa noche. Para muchos de los adolescentes que participaron, aquella se convirtió en su primera experiencia de “fiestas nocturnas”, en una especie de iniciación al mundo juvenil. Los más experimentados, veían como los neófitos adolescentes intentaban comulgar con una experiencia desconocida, que les mostraba un atisbo de la vida y los placeres de la juventud.

La fiesta fue un éxito. Los jóvenes de Alta Gracia dejaron de ocultarse para poder divertirse y encontraron en ese entorno un espacio seguro para dar rienda suelta al disfrute entre sus compañeros.

Pero no todos pudieron empatizar con el sentir de la juventud. Algunos vecinos del barrio residencial colindante al Sierras no vieron con buenos ojos que los jóvenes pudieran divertirse, e hicieron sentir sus quejas en las redes sociales por “los altos niveles en la música”. Algunos fueron un paso más allá e incluso llamaron reiteradas veces a la policía para denunciar el evento. “Estamos siendo torturados. Necesitamos ayuda” se leyó en algunos posteos.

A los chicos poco les importaron estas quejas. La fiesta para ellos continúo hasta el horario previsto, y recién ahí, algunos pudieron dormir.