El gobierno de Bolivia denuncia desde el pasado viernes 8 de noviembre el intento de golpe de estado a cargo de Luis Fernando Camacho y la alianza Comunidad Ciudadana, liderada por el excandidato a presidente Carlos Mesa.

Entre las medidas impulsadas por estos movimientos, se encuentran la quema de edificios públicos, la persecución a simpatizantes del Gobierno, el llamado a las Fuerzas Armadas a levantarse en contra de la Constitución y el llamado al presidente Evo Morales a abandonar su cargo.

"El golpe de estado avanza a pasos acelerados. Es altamente probable que amanezcamos con Evo fuera del Gobierno, con el proceso de cambio interrumpido y con una persecución política implacable contra dirigentes. Estamos viviendo los momentos más dramáticos de los últimos años. Hay voluntad de resistencia, pero no capacidad. Prácticamente la ciudad de La Paz está tomada por la ultraderecha y por sectores de la ultraizquierda que sueñan que está cerca de ellos la dictadura del proletariado. Si logramos resistir hasta mañana, esperemos tener a los movimientos sociales retomando la ciudad de La Paz. Pero este es un tema que está sujeto a lo que pase en las fuerzas militares. La policía está acuartelada, por no decir amotinada. Solo falta la ciudad de La Paz. El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas está siendo seriamente cuestionado por su lealtad al Presidente. El panorama es realmente delicado" declaró este sábado el analista Hugo Moldiz, que a la vez es exministro del gobierno boliviano.

El primer motín estalló ayer en Cochabamba, pero los medios bolivianos reportaron hoy réplicas en Sucre, Potosí, Tarija, Beni y Santa Cruz.

Por su parte, el presidente Evo Morales llamó a la población a defender la democracia por vía pacífica y convocó a una mesa de diálogo a las fuerzas políticas que obtuvieron escaños de asambleístas en las últimas elecciones e incluso al Papa Francisco, a fin de preservar la paz en el país.