El temor, el aislamiento y la soledad fueron una cara de la pandemia. Fue el lado de aquellos que tuvieron la fortuna de no contagiarse el coronavirus o pasarlo con pocos síntomas. A otros, se les agregó la enfermedad, la internación, la muerte o la pérdida de seres queridos.

Luego de dieciocho meses de emergencia sanitaria, Alta Gracia comienza a ver una luz de esperanza respecto del coronavirus. El pasado domingo 12 fue el primer día sin ningún caso positivo en la ciudad y es necesario remontarse a enero para encontrar otra jornada similar. El alivio nació luego de nueve meses, con una nueva oportunidad de celebrar un día sin nuevos pacientes. Pero además, los indicadores de los primeros doce días de septiembre son superadores de los que arrojaba Alta Gracia en la misma época de 2020.

Hace un año, la vacuna era una promesa navideña para el personal de salud. Los primeros calores que anunciaban la primavera constituían en el mayor depósito de esperanza. Con la experiencia europea que indicaba que los casos bajaban en temporada estival, el fin del invierno era un buen augurio. Efectivamente, los contagios disminuyeron.

Sin embargo, este año la esperanza se distribuye diariamente en el Microestadio de Vóley. Hasta el lunes, 37.427 vecinos de Alta Gracia habían recibido su dosis de vacuna contra el coronavirus covid-19. De ese total, 24,721 tiene el esquema completo y 12.706 fueron inoculados con la primera dosis.

Agosto y septiembre se caracterizaron por reapertura de actividades comerciales, ampliación de aforos y presencialidad plena en algunas escuelas y cursos. A pesar de ello, con alrededor de un 90 por ciento de los docentes vacunados y un alto porcentaje en la sociedad en general, los casos no solo que no aumentaron significativamente. Disminuyeron de manera considerable. De hecho, en las últimas semanas, los casos activos arrojaron cifras inferiores a los registros de enero o febrero.

En septiembre inició la vacunación a adolescentes con factores de riesgo y ya se están habilitando para aquellos que no tienen patologías preexistentes. La protección de los más jóvenes acentúa el cuidado en la sociedad en general, disminuye la circulación del virus y aumenta las esperanzas.