Por Alejandro Boero

De nuestra redacción

35 años se cumplirán desde la recuperación de la institucionalidad republicana y varias elecciones, sueños y proyectos, cargan en sus hombros los vecinos de Alta Gracia. En poco menos de un año, las nuevas generaciones de votantes tendrán frente a sus ojos el abanico de candidatos que se postularán como los nuevos emisarios del sueño llamado identidad.
Según el diccionario, la identidad es la “circunstancia de ser una persona o cosa en concreto y no otra, determinada por un conjunto de rasgos o características que la diferencian de las demás…”

Hasta hoy, Alta Gracia creció acompañada por la necesidad de lo urgente. Nadie puede objetar la importancia de las obras proyectadas o iniciadas a 30 años: lagunas sanitarias, tendido red cloacal, conexiones de agua, tendido eléctrico, red troncal de gas , pavimento y demás obras de infraestructura.

Ahora…¿Para qué lo hacemos? ¿Queremos ser una ciudad con 500 mil habitantes? ¿Queremos ser una ciudad chica con buenos servicios? ¿Queremos esta estructura para la generación de empleo y que los jóvenes no se vayan? ¿Queremos ser una ciudad dormitorio?

Los datos duros de los anticipos de las estrategias electorales indicarían que el debate no tendrá estos temas como prioridad. La ausencia de estas definiciones posterga –otra vez por cuatro años más- un tema neurálgico para los altagracienses, su identidad como ciudad.

La imagen positiva de la que goza la gestión de Facundo Torres Lima en la población, es una realidad en ciernes, incluso para la oposición: “Tiene aceptación en la gente” decía Amalia Vagni en una nota publicada por Sumario El diario de los viernes, semanas atrás. En consonancia, se escucharon voces similares de muchísimos otros dirigentes de Cambiemos en su paso por los medios de comunicación.

Quien sí tuvo un diagnóstico más profundo, fue el nuevo presidente de la Unión Cívica Radical, Omar Ramón Allende, evaluando en duros términos la gestión de Unión Por Córdoba en Alta Gracia : “Analizando desde 1983 hasta la fecha, decir que UPC tiene un proyecto político para Alta Gracia es ponerles la vara muy alta”, y afirmó, ”Los dos gobiernos de AudinoVagni tuvieron mucho más que ver con un proyecto de ciudad integral que esta política cosmética que representa Unión Por Córdoba", sentenció el dirigente.

La respuesta oficial había surgido semanas antes por parte del intendente Torres Lima "Hoy, el mejor candidato en la gestión”, dijo consultado por el programa Tiempo de Valientes, (viernes de 16 a 20 hs, por Siempre Radio 93.3 FM). Es más, si vamos al archivo, en la última campaña de 2015, la propuesta de UPC decía: “No prometemos nada que no se pueda cumplir. Vamos a continuar con las obras y gestiones que ya venimos realizando”.

Las gestiones de Walter Saieg y Facundo Torres Lima , tuvieron centenares de cortes de cinta a lo largo de estos ocho años, un común denominador en la impronta justicialista: dejar obras palpables a los vecinos, obras que solucionan su cotidianeidad, pero que tienden a no profundizar la discusión de fondo, ¿Cuál es el proyecto de ciudad?

¿La estrategia de la Alianza Cambiemos para poder llegar al sillón de Lepri será diferente?

Todo indica que tendrá una decantación de manual en sintonía con la Nación. La judicialización de la política y el torpedeo constante sobre denuncias contra supuestos hechos de corrupción del gobierno local serán sus caballitos de batalla. 
Si la campaña toma este eje de propuesta, el conglomerado partidario identificado como Cambiemos, dilapidará la oportunidad de mostrarse diferente a la ortodoxia y privará a los vecinos de Alta Gracia -más allá del caudal de votos que obtenga- de una necesaria discusión.

Abrir el Debate
Ante este actual contexto, los candidatos tendrán frente a sus vecinos la responsabilidad de esquivar la lógica marketinera del triunfo fácil y poner por encima las propuestas reales que generarían los verdaderos cambios.

La idea de un proyecto de ciudad no puede estar cerrada a cuatro llaves. No es un secreto de Estado. Interpretar que la comunicación del mismo dará letra a los opositores u oficialistas según el caso, es como mínimo una mirada mezquina, cayendo en el viejo y conocido refrán del  “No avivemos giles”, para no fomentar el debate, que interpela al compromiso de saber de qué se está hablando, cuando se habla de un proyecto de ciudad.

Algo debe estar pasando en la cabeza de los precandidatos y sus equipos.Sus estrategias de campaña deben proyectar algo más que el desmedro del contrincante, por lo menos por respeto a los vecinos que apetecen gobernar. En estos días, ha sido un común denominador el  acusarse mutuamente, en lugar de debatir los alcances de propuestas y la manera de resolver la grave y crítica problemática social que se vive.

Cambiar el foco y la mirada al respecto es más que necesario. Hoy el electorado, los vecinos, son considerados por las estructuras políticas no como ciudadanos, son consumidores que compran un modelo publicitario. Hoy la caja boba, sube y baja las acciones de los postulantes, las redes sociales marcan la tendencia, las campañas oscilan entre anuncios de obras o amenazas de carpetazos.

El último resultado en las elecciones de Brasil, interpela al conjunto de los argentinos a debatir el proyecto de país, provincia y ciudad como nunca antes en la historia, un desafío que tendrá su respuesta en las urnas del 2019.