Las manos recorren las telas marcando moldes con tizas. Dedos firmes y miradas concentradas enhebran agujas, mientras piernas que no saben de cansancio, empujan sin parar los pedales que mueven la rueca de las máquinas de coser. La escena cobra vida día tras día en una casa de barrio Parque Virrey, donde un grupo de ocho costureras se reúne todas las tardes con una misión: producir barbijos, comercializarlos y ganarse así, a fuerza de trabajo, el pan de cada día.

Fue el área de Coordinación de Empleo y Economía Social del municipio la que las reunió, dando así el puntapié inicial para la conformación de este Polo Textil que hoy le hace frente a la pandemia confeccionando uno de los elementos más requeridos y utilizados por los vecinos.

“Uno de los primeros objetivos que nos propusimos fue organizar a todos aquellos sectores de trabajadores que han sido invisibilizados o que no han tenido hasta ahora la posibilidad de articular con el Estado para ocupar fuentes de trabajo genuino y con más oportunidades. Es una tarea fundamental que tiene que cumplir el Estado, organizando a distintos sectores de la comunidad para que de esa manera puedan generar una fuente de trabajo”, aseguró Daniel Suárez, coordinador del área.

La meta cobró vida a través de un grupo de mujeres costureras de barrio Parque Virrey. “Empezamos a trabajar con una base de datos donde figuraban las personas que venían a buscar trabajo a la Municipalidad y ahí vimos que muchas de las mujeres del barrio reunían esta cualidad de saber coser. Las fuimos a visitar a sus casas y resultó que en dos manzanas había ocho mujeres, y todas eran costureras. Hacían arreglos a particulares, pero trabajaban de manera intermitente. Les propusimos que se organicen, que se junten, y luego de varias reuniones pudieron comenzar a funcionar como un polo textil”. Luego, también con la intermediación del municipio, el polo textil se puso en contacto con la pyme local Berie Creaciones - que produce apliques para ropa y distribuye en varias provincias – y comenzó a trabajar conjuntamente. La pyme tomando las riendas de la logística y comercialización, y el polo textil haciéndose cargo de la confección de los barbijos.

“Hay mucha expectativa de que se puedan seguir sumando más mujeres. Se comenzó con los barbijos, pero la idea es que en un trabajo conjunto con la pyme se pueda comenzar a realizar otros productos y ahí seguramente será necesario incorporar más manos. Entre la pyme y el polo acordaron el tema de los precios y los pagos, y se viene trabajando muy bien”, aseguró Suárez.

El funcionario adelantó que existe además un compromiso por parte del Municipio para concretar más acciones, que vayan más allá de la articulación, como la posibilidad de proveer algunas máquinas de coser que son siempre necesarias.

Más allá de la pandemia
Esta sociedad textil tiene en el horizonte proyectos que van más allá de la confección de barbijos en el contexto de emergencia sanitaria. “Desde la Municipalidad nos encargamos de hacer la articulación y el nexo con distintas instituciones, como el Polo de la Mujer en Córdoba y el mismo estado municipal, que siempre necesita elementos textiles, como los ambos por ejemplo”.

En este sentido, Suárez aseguró que ya se estableció el contacto con el Polo de la Mujer de la Provincia de Córdoba, para que el Polo Textil de barrio Parque Virrey confeccione los ajuares del Plan de Protección a la Embarazada y su Bebé. “Redactamos el proyecto y comenzamos con las gestiones con Claudia Martínez. El polo textil de Alta Gracia ya está incorporado como parte del grupo de trabajo que va producir estos ajuares”.

Por otro lado, el funcionario remarcó la importancia de este este tipo de iniciativas puedan replicarse en otras ciudades. “Tareas para hacer y recursos humanos para hacerlas hay un montón. Muchas veces se termina comprando en otros lugares y lo óptimo sería poder comprar a los productores locales. Por eso estaría muy bueno que otras comunidades puedan ejecutar estos mismos modelos”.