(Por Marcelo Paez) "Yo tengo amigos en el más allá esperándome" ...dicen los primeros párrafos de la canción "Del más allá" incluída en el tercer disco de estudio de Almafuerte.

Acaso como una prédica constante tanto en sus canciones como declaraciones, Ricardo Iorio se jactaba en cuánta entrevista le hicieran, de que no temía a la muerte, por el contrario, se mostraba desafiante a la misma, argumentando que no era el fin de la vida, sino el cierre de una manera de vivír la existencia.

Adepto desde muy joven a los conceptos de la Escuela Científico Basilio, destacaba una mil veces que no pertenecía a la institución religiosa ni mucho menos a ninguna religión, pero que creía fervientemente en la reencarnación.

Y Iorio fue un poco de eso durante sus más de 40 años de carrera.

Reencarnó en diferentes personajes que lo sumieron más de una vez, no sólo en proyectos musicales sino en polémicas declaraciones. Jamás titubeó a la hora de expresar su pensamiento, eligiendo siempre la postura políticamente incorrecta con la  cual llegó a conquistar un sector de la sociedad que nunca antes había escuchado sus canciones.

Sostuvo que su "propio  marketing era él mismo hablando", tuvo innumerables expresiones que lo colocaron más de una vez en la portada de diarios y revistas, como en la reproducción de programas televisivos y radiales.

Así era Iorio, entrañable y querido por muchos, talentoso y contradictorio, un verdadero poeta urbano que con sus letras abrió el camino a toda una generación que se encolumnó  para acompañar al  músico, que supo plasmar sus obras en  cuatro bandas icónicas del género: V8, Hermética, Almafuerte y Iorio solista.

Desde horas tempranas, la noticia de la muerte del máximo referente del metal argentino sorprendió y conmocionó a propios y a extraños, despertando sensaciones de tristeza y melancolía, de sentida despedida en toda red social que se encontrase.

Murió Iorio, aquél que tiene amigos en el más allá esperándolo.