Opinión Diario Sumario 24 de agosto de 2021

El despacho del Ministro, el imaginario popular y el aula de la escuela

La nota del día

La avenida Rodríguez Peña al 900, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, destaca por la arquitectura de un enorme edificio antiguo que ocupa un frente de toda la cuadra. Al frente, hay dos plazas. Una lleva el nombre “Jardín de los maestros” y la otra es homónima a la calle que la delimita. No son los docentes quienes trabajan en la imponente construcción. El tránsito de la arteria no se detiene a las 8:00, las 12:00 o las 17:00 por el ingreso y la salida de niños y adolescentes. Los patios no se colman de gritos, juegos, risas y llantos. Las oficinas tienen despachos de funcionarios, no salas de maestros, bancos, sillas y estudiantes por doquier. Las quejas, los problemas, las alegrías y la cotidianeidad de la vida escolar llegan hasta la cartera conducida por Nicolás Trotta como un eco lejano, difuminado por la distancia.

Ministerio de Educación de la Nación.

La escuela es uno de los ámbitos sobre los que más cantidad de personas opina. La universalización de los niveles inicial y primario, sumada al alto nivel de alcance del secundario convierte a la escolarización en una experiencia masiva. Difícil que alguien se considere una voz no autorizada para hablar del tema. Todos tienen contacto con la escolaridad por haber asistido, por enviar a sus hijos, sobrinos o familiares o por trabajar o conocer a alguien que realice sus tareas en una institución educativa. En cada relato, las escuelas, estudiantes y docentes son recreados e inventados de un modo diferente.

Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, la realidad educativa estuvo constantemente en el centro de la discusión. Innumerables voces se alzaron para pedir la suspensión de las clases, el regreso a la presencialidad, la supresión de las vacaciones, la virtualidad… Cada una de ellas, sustentadas en su propia experiencia.

Agosto llega a su fin, la primavera asoma y la necesidad de incrementar la presencialidad es innegable. En el despacho del Ministro, se debate la posibilidad de disminuir la distancia mínima, para que entren más estudiantes por aula y poder reducir la frecuencia de asistencia a las escuelas por parte de niños y adolescentes. Quien ejerce la docencia sabrá que las clases virtuales y las presenciales son mundos diferentes: el trabajo que insumen las primeras supera con creces al de las segundas. Y los resultados son desalentadores. Los chicos no aprenden lo mismo y desde el Ministerio se diseñan políticas estableciendo ciclos lectivos unificados o señalando cantidades mínimas de aprendizajes como requisitos para la promoción. La virtualidad también agota a familias y alumnos, que desean con fervor el regreso a la escuela. El esquema alternado complica la organización de los adultos que deben ir a trabajar: “Necesito que me cuiden los chicos una semana sí, otra no. Lo mismo con el tema del transporte. Y si aíslan la burbuja, tengo que conseguir alguien que se quede con mis hijos también esa semana, porque yo no estoy aislada” expresa la madre de dos niños de primaria.

“Ya es hora de que las maestras vuelvan a trabajar todos los días”, opina una usuaria de redes sociales al leer una noticia sobre la presencialidad plena. Una docente le responde, intentando explicarle que la labor se realiza diariamente, con distintos estudiantes y que además hay seguimiento en la virtualidad y consultas permanentes.

“Mantengan la distancia, no circulen por el aula. Hay un espacio delimitado para el docente, no se muevan de ahí. También necesitamos que en los recreos ayuden a controlar que los chicos cumplan con el distanciamiento” suplica por ayuda una directora de nivel secundario a los docentes de su institución. No asisten todos los cursos ya que la infraestructura escolar no lo posibilita. No dan las cuentas de horarios escalonados, ingresos, egresos y recreos para que haya un grupo de cada año en la escuela sin superar la cantidad máxima de personas en los patios, pasillos, escaleras…

En junio y julio, el ministro Nicolás Trotta criticó fuertemente a Juan Schiaretti y a Horacio Rodríguez Larreta por la presencialidad escolar en sus distritos. “Esto es día a día y semana a semana” aclara el director de Educación de la Municipalidad, Rodrigo Martínez sobre el análisis de la presencialidad en las escuelas. Mientras en la oficina del Ministro se debate la propuesta de achicar los espacios, Córdoba es la provincia en la que más lentamente se reduce la curva de contagios. Los casos diarios superan ampliamente a los de la Ciudad de Buenos Aires, que tiene la misma cantidad de habitantes, pero mucha mayor densidad poblacional. Si se cuenta el número de contagios por sobre el de pobladores, es la primera jurisdicción del país en casos positivos.

“Hacemos un seguimiento epidemiológico y hay contacto directo con todas las escuelas. Tenemos en este momento unas 15 burbujas en aislamiento por casos positivos. Se van hisopando a los compañeros y hasta el momento no tuvimos contagios. Ha sucedido que se contagiaron entre estudiantes, pero en espacios no formales: fiestas, cumpleaños, etcétera” remarca Martínez, al referirse al trabajo de la dirección que conduce. “Este es el momento de aumentar la presencialidad, antes de que tengamos una nueva ola de contagios por otras variantes” agregó el funcionario.

La escuela se inventa y reinventa al menos en tres lugares: las oficinas de los ministros, el imaginario popular y el aula del colegio. En cada una, se dibujan escenas diferentes, que en muchos casos tienen pocas similitudes entre sí. La necesidad de la presencialidad es tan innegable como la del cuidado de la salud pública.

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