Inmigrantes: entre la celebración y la discriminación

El 2 de septiembre de 2015, el mundo entero se estremeció con la imagen de Alan Kurdi, un niño sirio de dos años. La fotografía de su cadáver en la costa de Turquía, cuando naufragó la balsa en la que su familia decidió escapar a Europa, se viralizó en las redes sociales, se convirtió en tendencia y las grandes cadenas mundiales de medios entrevistaron a su padre, Abdullah, el único familiar sobreviviente de la tragedia. La historia de vida circuló alrededor del mundo.

Los Kurdi habitaban en Kobanne, un territorio constantemente bombardeado. Decidieron emigrar a Turquía. En Estambul, Abdullah trabajaba 12 horas al día en una fábrica de textil por menos de cinco euros y debía dormir en el baño de la empresa que lo contrataba. Allí se radican marcas internacionalmente conocidas como Mango, Zara o Marks and Spencer.

La tragedia de la familia Kurdi, junto a otros migrantes, y la viralización de la fotografía del niño inspiraron también un dibujo que dio la vuelta al globo. Alan, en una cuna, dormido. A su lado, la frase “Cambiemos el mundo, es urgente”.

Pero como sucede con las modas de internet, todo eso fue pasajero. En 2021, las cifras de muertos en el mar Mediterráneo continúa en aumento en comparación con años anteriores. El mundo no se abrió más a los refugiados en general y de Siria en particular después de su muerte, por el contrario Europa cerró completamente sus fronteras y hasta firmó acuerdos con Turquía y Libia, en el norte de África, para garantizar que estos dos países frenen el flujo constante de refugiados y migrantes que intentan llegar a la Unión Europea.

El 4 de septiembre, Argentina celebra el Día del Inmigrante. Esta fecha fue establecida por el Decreto N.º 21.430, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, en conmemoración al día en que, en 1812, el Primer Triunvirato firmó el primer decreto fomentando la acogida en nuestro país “a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio”. El decreto halaga el aporte histórico y cultural de los migrantes a la Argentina. Sin embargo, no todo es color de rosa cuando se trata de buscar nuevos horizontes.

El Anuario Estadístico Migratorio Argentino 2020 reveló en un estudio que el 65 por ciento de los inmigrantes en Argentina se sintió discriminado. Dentro de esas cifras, la mayoría eran mujeres y personas cuyos rasgos denotaba su procedencia. Las expresiones racistas provienen también de las políticas de Estado y las declaraciones de la dirigencia nacional. En 2017, Mauricio Macri firmó un decreto en el que permitía expulsar del país a los inmigrantes que tuvieran antecedentes penales. En ese momento, su propio padre Franco Macri tenía abierta la causa por la deuda del Correo Argentino. También fue célebre una frase del expresidente en una conferencia de prensa de 2010, cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la que dijo que “todos los días llegan a la Ciudad entre 100 y 200 inmigrantes que no sabemos quiénes son, de la mano del narcotráfico y la delincuencia”.

Así mismo, el actual presidente Alberto Fernández recibió numerosas críticas al afirmar en un acto oficial: “Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de Europa". En realidad, se estaba refiriendo a una canción de Lito Nebbia. Fernández, a poco de iniciada su gestión, derogó el decreto de Macri sobre las migraciones, por considerarlo inconstitucional. La misma calificación le habían dado previamente siete jueces. La ONU celebró la derogación.

Cambios reales

Las imágenes como las de Alan Kurdi conmueven, movilizan, se comparten y se hacen virales. Sin embargo, no bastan para cambiar el mundo. Las verdaderas modificaciones provienen de las acciones y las políticas estatales. El pasado 4 de septiembre, con motivo del Día del Inmigrante, una organización de vecinos realizó un homenaje a los inmigrantes que viven en Alta Gracia.

“Creemos que en la ciudad donde su fiesta principal es de colectividades, el reconocimiento a quienes eligieron esta tierra para habitarla y hacerla crecer es importante y significativo para todos" explicaban los miembros de Colectividades Unidos por el Arte y la Cultura. El encuentro se realizó en la Plaza de los Inmigrantes y contó con la presencia de las concejalas Lucía Allende y Amalia Vagni. Allí, se les entregó un diploma a cuatro vecinos de la ciudad que provienen de otros países.

Este miércoles, el Concejo Deliberante tratará una nota presentada por el mismo grupo en donde se pide que se declare de interés cultural el evento realizado el pasado sábado. Sin duda alguna, la aprobación de la propuesta servirá para impulsar nuevas actividades en el marco de la fecha y también para integrar a los habitantes de la ciudad provenientes de distintos puntos del mapa. Sin embargo, es apenas un guiño.

En un país donde más de la mitad de los inmigrantes ha sufrido discriminación, una ciudad que intente acogerlos y que pretenda jactarse de alojar al mundo entero, no puede escaparle a ese problema. De lo contrario, se ofrece una fiesta en febrero, un homenaje en septiembre y destrato durante diez meses al año. O se habilita la existencia de inmigrantes de primera para subir a los escenarios y otros de segunda, a los que se busca esconder bajo la alfombra.