La fonoaudióloga Analía Poles explicó el aumento de consultas por tartamudez

Edición Impresa27 de mayo de 2011 Diario Sumario
Por Horacio López das Eiras Especial para Sumario Una de las tantas ‘agradecidas’ a la película es Analía Poles (40), fonoaudióloga desde 1992 y licenciada a partir de 2003. Alterna su consultorio del barrio Cámara de Alta Gracia, con su ejercicio docente en la escuela de niños cantores ‘Domingo Zípoli’ de Córdoba. Atiende casos desde el año 2001, cuando hizo su primer abordaje con una nena de 2 años y medio de nombre Gabriela. ‘Pese a los miedos del principio, mío y de los padres, el tratamiento fue ‘espectacular’. Leíamos el libro de la liebre y la tortuga, hacíamos títeres…estuvimos un año y medio hasta que logramos que saliera con lenguaje fluido. Aunque no son todos triunfos. Hay muchos niños que llegan a adolescentes en tratamiento y después abandonan por cansancio’. ¿Piensa que la película puede resultar positiva para encarar el problema? Totalmente. Hay que darle las gracias a este director y a esta película de que esto se pueda difundir y la gente lo pueda conocer más. Porque hace mucho que la persona tartamuda se considera un discapacitado y siente miedo de salir a la calle. ¿Qué más le llamó la atención en la película? De acuerdo a la actuación del terapeuta del rey, pude advertir que su director había leído sobre los antiguos tratamientos. La película muestra una evaluación que le hace, cómo escuchar música. Y él tiene que leer y no tartamudea y después lo grabó, eso existió, era un método diagnóstico. El terapeuta se valió del sentido común y de lo que él sentía; supo además ganarse la confianza del rey. Y las ‘gárgaras’ que hacía con piedritas es un recurso que viene de la Grecia antigua, con Demóstenes, que era tartamudo y practicaba oratoria con piedritas y con eso tenía que leer para articular mejor. ¿Qué es la tartamudez? Básicamente, es un trastorno neuro - motor en la producción del lenguaje. Se rompe la fluidez del lenguaje. Por eso se lo considera disfluencia, es decir que se rompió la fluidez (disfunción). No se trata de una enfermedad, por más que se la haya considerado así durante mucho tiempo, más bien, es un trastorno. ¿A qué edad se la puede detectar? Es detectable desde los 2 años y medio en adelante. Recordemos que las primeras palabras vienen al año, o antes, que el lenguaje tiene un proceso y desarrollo y a medida que se lo van estimulando, mejor es. En el niño o niña puede ser que haya un retraso o puede tener un desarrollo del lenguaje totalmente normal. Sin embargo, pueden surgir repeticiones de sonido más de los habituales que nos deben llamar la atención. A los 3 añitos es normal que lo tengan, pero cuando las repeticiones son con esfuerzo, con la tensión que manifiestan desde el cuerpo, ya sea: guiñar los ojos, hacer fuerza con el cuello, labios, mejilla, mandíbula, manos; cualquier tensión que se empieza a reemplazar con el cuerpo, ahí estamos hablando de que la disfluencia está entre nosotros. ¿En ese momento, qué deben hacer los padres? ¡Es el gran momento! Ahí es cuando tienen que consultar. Porque es el momento crucial en que lo detectamos a tiempo y podemos curarlo. Quiere decir que si un niño presenta estos síntomas, con un tratamiento a tiempo es recuperable. Totalmente. Porque allí el tratamiento va focalizado no sólo al niño, sino a los padres, al manejo de cuál actitud tienen respecto al problema. Allí hay que saber que las correcciones por cuenta propia no son para nada recomendables. ¿Qué camino hay que recorrer para llegar a la fonoaudióloga a tiempo? Lo ideal sería que sea derivado por el o la pediatra. O en el mejor de los casos, que los padres lleguen directamente. Porque ese es el momento bisagra: 2 años y medio, 3 años y medio… Por lo general, los pediatras suelen decir ‘denle tiempo’, ‘está armando su lenguaje’, ‘mándenlo a la guardería porque el contacto con otros nenes lo facilitará‘; en general es así y no sólo en los niños con disfluencia. En realidad, lo que menos hace el o la pediatra es derivar a fonoaudiología. ¿El tratamiento garantiza la cura? No, no. Como en cualquier otra patología, no hay pastillitas milagrosas. La tarea profesional es poner en funcionamiento, funciones, en una etapa, en la cual el cerebro del niño se está consolidando. ¿Hay elementos del ambiente familiar que disparan la tartamudez? Sí, claro. Hablamos de un niño o niña muy pequeños, donde el lenguaje se está armando y depende de las exigencias. Entonces, lo biológico, lo que trae la criatura, (que puede traerlo de tíos, abuelos que hayan sido disfluentes) más un contexto muy exigente, un medio social que le está diciendo todo el tiempo de que tiene esta dificultad, hace que se instale el síntoma. A partir de allí puede hacerse cada vez más intenso y si dejamos pasar el tiempo y no se lo trata, el riesgo de que la tartamudez permanezca, aumenta. ¿Cómo tipifica a una familia exigente? Por ejemplo, una mamá sumamente obsesiva, en el orden, la limpieza, el niño sale de la misma manera. Tiene que ordenar algo y debe tener una suma prolijidad. Por otro lado, los niños disfluentes no pueden perder, son muy competitivos, no pueden esperar, el problema esése, la ansiedad. O hacerle ‘dos millones de preguntas al mismo tiempo, y él no puede dar todas esas respuestas. ¿En qué consiste el tratamiento? Todo depende de la edad y el tipo de disfluencia, pues hay tantos tipos como personas disfluentes existen. Uno puede repetir muchas veces, otro hace fuerza con el ojo, otro hace fuerza con las manos, cada uno hace como le sale. Es esa tensión que está acumulada y necesita de una muletilla para poder salir. ¿Qué papel desempeñan los padres, o el entorno de adultos? Es central enseñarle a los padres de que son ‘co terapeutas’ y deben aprender, insisto, a hablarles lento, a no corregirlos, a no hacerles repetir la palabra, o a decirla por ellos. Lo que importa es qué mensaje me quiere dar el niño y no el cómo. Y si no le entiendo nada porque su disfluencia es severa, hay que tomar la palabra que entiendo e invento o hago alguna afirmación. La criatura percibirá que no se hizo entender y volverá a construir el mensaje. ¿Hay diferencias en abordar a un niño que a un adulto? Sí, al niño le vas a enseñar a hablar más fluido, porque lo vas a curar. Porque su cerebro está en desarrollo y el lenguaje es muy plástico y tenés la posibilidad. Al adolescente o adulto, que esta consolidado, la propuesta del tratamiento es tartamudear más fluido. Debe obtener el control motor del habla. Se le habla abiertamente de lo que tienen y de que el objetivo es aliviar el mal pero no curarlo. Habrá épocas en que vas a estar mejor y otras peor, habrá personas con las que tartamudeará y que con otras no. Lo emocional está siempre presente. En el adulto aún más que en el niño. Una persona con tartamudez, que no pudo curarse en el periodo indicado, ¿Puede hacer su vida normal? Depende de su estructura psíquica. Pues, es tan complejo lo del impedimento en la comunicación. Por eso digo, depende de la mente de la persona. Qué fe, esperanza y energía disponga, de que tenga toda la ‘onda’ para poder salir adelante. He tenido adolescentes que han dejado su carrera universitaria porque no podían dar un examen oral. Se ponían muy nerviosos porque tenían la respuesta y no la podían dar. Hablemos del mal hablar ¿Qué otros problemas en el habla se presentan en estos tiempos? Hay grandes problemas en el lenguaje de los niños. Que un niño de 5 años hable mal se toma como normal. ¡Y no es así! El lenguaje es una herramienta de comunicación pero también del aprendizaje. Entonces, digo: vamos acumulando piedras en una mochila. Si el niño no tiene bien su lenguaje después no va a poder leer ni escribir. Si no lee y escribe, no va a poder resolver lo que está escrito. Hoy en día eso es lo que veo más y está relacionado con el modo de alimentación. De darle todo procesado, de darle mamadera (hasta cinco o seis años), de chupetes, todo relacionado con la vida que llevamos. Es más cómodo darle la mamadera en la cama mientras yo mamá hago otra cosa. ¿Como repercute en el habla estos hábitos? Y pronuncia mal. Escucho a madres que dicen, ‘ay mi nene no pronuncia la R’ Y viene al consultorio por la R y cuando lo escuchas al nene ¡No era solo la R! No hay conciencia de que el lenguaje no es una varita mágica con la que te tocan en el jardín. Desde los primeros sonidos que emiten los bebes, los padres deben saber estimularlo. Falta mas contacto, mas refuerzo. Estamos hablando de niños sin retrasos. Porque están los otros niños, con retraso madurativo, que le costó mamar la teta, o que no mamó, entonces se chupa el dedo; le costo caminar y no empezó hacerlo al año y medio, dejo tardíamente los pañales, todas las etapas fueron postergadas. Y hay etapas para todo, de eso de trata el desarrollo.
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