Al Crucero se le mueve el piso

Edición Impresa11 de junio de 2010 Diario Sumario
En Libertador al 1900 la tierra tiembla. No se trata de un inesperado sismo en la zona de Paravachasca, sino de las consecuencias de un mallín subterráneo que ya produjo daños en una decena de inmuebles y hasta fisuró el arco de entrada a Alta Gracia. El detonante del inédito problema fue la detección de grandes cantidades de agua en un pozo negro ubicado sobre la vereda de un comercio, en la principal entrada a la ciudad. Primero se levantaron varias baldosas de una vereda y luego se profundizó una depresión importante, con grandes cantidades de agua que inundaron el lugar. Se trataba de un caño de la Cosag que registraba pérdidas y que terminó colaborando con la formación de un cráter de dimensiones. Pero el pozo, de alguna forma, “avisó” a su vez de la existencia de un mallín subterráneo de dimensiones desconocidas, aunque por demás dañino: casas, comercios y locales de la zona presentan fisuras y pozos negros arrasados, mientras el asfalto y las veredas también registran rajaduras. Párrafo aparte merece el característico arco de ingreso a Alta Gracia, con parte del revoque dañado y rajaduras en una de las bases y casi toda la parte superior. “En 35, 40 años nunca tuvimos un problema así. Tengo la casa rajada por dentro y por fuera, nadie me paga estas reparaciones” se quejó un vecino de la zona, afectado por el imprevisto fenómeno. “Ayer anduvo un concejal, espero que se pongan las pilas” completó, esperanzado. Otro damnificado, propietario de un comercio cercano, aseguró: “No le echo la culpa a nadie por esto, creo que se han conjugado distintos factores. Esta zona siempre fue de mallines, y a eso se le sumó la pérdida de agua del caño, que vaya uno a saber de cuánto tiempo data”. El comerciante señaló también que “no hay mal que por bien no venga, y puede ser que ahora nos conecten las cloacas”. Por estas horas obreros de la COSAG ya están trabajando en el llenado del pozo. La tarea consiste en verificar el estado de las cañerías y verter escombros en la depresión, hasta dejarlo sellado y sin margen para el movimiento del suelo. “El problema es que pasan constantemente vehículos de gran porte, y así se resiente la vereda, el asfalto y hasta el arco de entrada” completó otro damnificado. En la zona también señalaron que otro detonante del problema pudo haber sido el intenso trabajo de maquinarias que se registra en la obra de asfaltado, en la vereda de enfrente. De hecho, aunque los daños son mayores en la vereda norte, también se han registrado roturas en la acera de enfrente, y por ello se estima que el mallín subterráneo se ubica debajo del asfalto, en buena parte del ancho de la avenida Libertador. Y los vecinos temen que, aunque se realicen reparaciones, a mediano plazo el piso vuelva a ceder y persistan los inconvenientes.
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