El sueño de la casa propia, destrozado por una estafa

EDICIÓN IMPRESA

Sociedad24 de noviembre de 2017 Diario Sumario
Por Consuelo Cabral
Especial para Sumario
 
Al ingresar a la página web de la constructora cordobesa Own House lo primero que salta a la vista es una promesa: casa propia en 30 días, en cuotas fijas, sin bancos ni financieras mediando entre clientes y empresa, y lo mejor, el acceso a un 25% de descuento en caso de pagar en efectivo. Entre las principales opciones a elegir, figura un modelo donde por 99 mil pesos se accede a una casa de 42 metros cuadrados. Y si bien son prefabricadas, el precio no es nada despreciable, dado que el metro cuadrado en una construcción convencional roza actualmente los doce mil pesos, según los últimos datos brindados por el Índice de la Construcción, elaborado por la Cámara Argentina de la Construcción.

Sin embargo, al continuar buceando en internet y en las redes sociales sobre la constructora de viviendas prefabricadas Own House, el sueño comienza a caerse a pedazos. Decenas de testimonios de clientes -algunos de 2016, otros de los últimos meses- que dicen haber sido estafados se suman unos tras otros. Y si bien la mayor parte de los damnificados viven en Córdoba, los casos alcanzan provincias del norte, del sur, del oeste y del este del país.
 
De la catarsis a la organización y a la denuncia

Hace dos meses, las familias estafadas armaron un grupo en Facebook y comenzaron a compartir sus experiencias. Primero a modo de catarsis, pero también como una forma de organizarse para encarar una solución. De esta manera llegaron al abogado Carlos Nayi, quien actualmente representa a más de una veintena de ellos, en una causa común contra el propietario de Own House SRL, Lucas Álvarez, dueño de la empresa, que actualmente estaría –según los damnificados- en México, mientras que sus padres continuarían cobrando los pagarés por la entrega de casas a clientes que aún no se notificaron de las denuncias que existen contra la empresa.
En diálogo con Sumario, el diario de los viernes, Nayi explicó que su estudio representa a 23 damnificados, de los cuales cuatro viven en distintos puntos del Departamento Santa María. Además, habría otros dos que también fueron afectados, pero desestimaron ir contra Álvarez porque no creen que la Justicia pueda devolverles el dinero invertido.
Hasta el momento, hay 23 denuncias asentadas en la Unidad de Delitos Complejos de Córdoba, a cargo del fiscal Enrique Gavier. "Todos los denunciantes tienen pruebas claves como boletos de compra venta y pagarés firmados por Lucas Álvarez, quien por el momento no se encuentra imputado ya que la causa está en la primera etapa. Por este motivo, no pesa sobre él ninguna orden de restricción para que salga del país”, amplió Nayi.
 
Los testimonios de los damnificados en Paravachasca

El Departamento Santa María no fue inmune al engaño de "la casa propia en cuotas fijas y con financiamiento propio” de Own House. Del total de las víctimas de estafa que se registran por el momento, seis viven en Alta Gracia, Villa Ciudad de América, Los Aromos y Anisacate. Cuatro de los afectados hablaron con Sumario, el diario de los viernes y compartieron sus experiencias como víctimas de esta constructora que se quedó con su dinero y los dejó sin una casa propia.
Franco Díaz tiene 24 años, está en pareja y tiene un hijo de 11 meses. Vive en Alta Gracia y de lunes a viernes viaja a la ciudad de Córdoba, donde trabaja en una autopartista. Franco entró en contacto por Facebook con la empresa. Un vendedor llamado Lucas Recalde fue a verlo, le mostró una casa que habían entregado un año atrás y después, en una notebook, siguió mostrándole fotos con distintas tipologías, diseños y materiales. "Yo entregué un auto de 130 mil pesos que me recibieron como pago total de una casa de 40 metros cuadrados. Lucas Recalde le sacó fotos y se las mandó a Lucas Álvarez que le dio el visto bueno. Lo pensamos con mi señora y decidimos seguir adelante, para dejar de alquilar. En 45 días, nos daban la casa. Después me
la empezaron a patear; que había paro de colectivos; que no había chapa; que no tenían material… hasta que después me enteré por un amigo, que también aportó su auto, que tampoco se la habían entregado”, cuenta entre la resignación y el enojo.
Y sigue su relato recordando todo lo que le habían prometido y nunca llegó: "Supuestamente, me venía de regalo el piso con cerámico, la pintura interior y  exterior, todo el sanitario del baño… todo eso me entregaban a cambio del auto. Después fui a la oficina en Argüello, me atendió un tal Carlos Moyano que me insultó cuando le dije que me habían estafado, me hicieron otro contrato, puse el primer abogado, pero al final la empresa cerró y el vendedor tampoco apareció más. Sé que siguieron vendiendo casas a pesar de que hacía un año que no las estaban entregando”.
Franco entregó su auto el 15 de marzo de este año. "Fue un error que hice. Ahora estamos con el abogado Nayi. Hay que esperar, yo ya me resigné y pienso que fui estafado. Lamentablemente me sigo bancando pagar el alquiler y de a poco voy construyendo una casa en el terreno en el que iba a estar la prefabricada”.
Andrés Molé tiene 39 años y vive con su pareja en una casa que les prestaron en Villa Ciudad América. Además, junto a ellos viven una hija de tres años que tienen en común, y dos hijos adolescentes de una pareja anterior de su compañera. La familia soñaba con mudarse a la casa que tienen en Villa Los Aromos, pero para eso necesitaban una ampliación que incluyera dos dormitorios más, para que entraran todos. Eso fue lo que los hizo entrar en contacto con Own House.
"Una compañera de mi mujer nos recomendó esta empresa con la que ella estaba construyendo, y que después también fue estafada. Entonces, nos contactamos a través de los datos que figuran en la web y vino a vernos Lucas Recalde, un vendedor con buena verborragia que a mí no me dejó tranquilo, pero al investigar un poco vimos que estaba todo en regla y le dimos para adelante”, cuenta Andrés.
Pagaron ocho cuotas y construyeron la platea, donde supuestamente se iban a asentar los dos dormitorios. Pero con el pasar de los meses, Andrés y su familia empezaron a sospechar porque a un amigo, que también estaba pagando un plan en la empresa de Lucas Álvarez, le demoraban la entrega de la casa. "Llamo a la empresa y les pido reunirme con ellos. Me citan en un Dino. Media hora antes, me cambian la ubicación. Llego y la persona con la que me reúno me cuenta que la empresa se fundió y que los cheques que le pasaron no tienen fondos. Como había una cláusula donde si dejás de pagar, perdés todo lo que invertiste, le digo que no voy a pagar nada más y que me dé algún papel para que esa cláusula quede sin efecto. Accede. Grabo todo, pero de igual manera me estafan. Yo soy uno de los menos damnificados, pero es muy injusto que te engañen con algo tan importante como la casa”, reconoce Andrés. Ahora, con su pareja están 
construyendo con ladrillos, y de a poco, las dos habitaciones.
Matías Uribe vive con su esposa en una casa que alquila en barrio Liniers, Alta Gracia, y hace tres meses tuvieron a su primera hija. Al ser consultado por este diario indica que no puede hablar, pero responde un cuestionario vía Whatsapp.  Al igual que los demás casos, fue el deseo de tener un techo propio el que los llevó a averiguar en distintas empresas de viviendas industrializadas.
Así es como una vendedora de Own House lo contactó a través de Facebook y le ofreció uno de los planes a 30 días. Matías y su pareja pagaron el 55% del total de la casa y, al igual que Andrés y Franco, construyeron la platea en un terreno que sus suegros tenían en barrio San Juan. El final de la historia no es difícil de adivinar. Con los meses, la vendedora desapareció y con ella, el sueño de la casa en la que pensaban vivir. "Nosotros no estamos con el grupo que buscó demandar a la empresa con Nayi, nos bajamos de todos los líos porque tenemos una bebé recién nacida. Mi pareja estuvo muy triste por toda esta situación”, admite Matías a la vez que confiesa que están analizando irse a vivir a la casa de sus suegros, porque "el alquiler está aumentando mucho”.
María Antonia Sánchez es el último testimonio de los estafados en el Valle de Paravachasca. Tiene 43 años y vive en Villa Ciudad América junto a su pareja, estafados en 41 mil pesos por la constructora ahora ‘fantasma’.  Con pocas palabras, teñidas de tristeza y desconfianza, cuenta que llegó a la empresa de Lucas Álvarez por intermedio de su hija. "Ella estaba pagando una casa y me sugirió hacer mi casa con Own House, pero a la segunda cuota mi hija dejó de pagar y yo seguí. Llegamos a pagar casi el total de las cuotas”, cuenta. Y en su relato, al igual que en los demás recopilados por este diario, aparece nuevamente el nombre de Lucas Recalde: "Ese vendedor vino a mi casa con un tesorero y me trajeron el contrato para que lo firmara”. Y el final de la historia, de momento, vuelve a ser el mismo.

Advertencias desde Defensa del Consumidor
 
Ante la gran cantidad de denuncias recibidas en los últimos días respecto del accionar de empresas que se dedican a la comercialización e instalación de viviendas prefabricadas, la Dirección de Defensa del Consumidor de la Provincia lanzó una serie de recomendaciones para tener en cuenta a la hora de contratar un servicio de estas características. "Como primera medida, ante la adquisición de un producto de este tipo, hay que verificar la autenticidad y formalidad de la empresa, corroborando que se encuentre inscripta en Sifcos, además de la habilitación municipal, registro en la Dirección General de Rentas de la Provincia y Afip”, indicó la repartición oficial, que en un comunicado recordó que las denuncias y las consultas pueden hacerse al teléfono 0800–444–5698, por correo electrónico a [email protected] o vía Facebook.
"También se recomienda averiguar el tiempo de permanencia en el mercado, más específicamente en el rubro de la construcción, y la cantidad de viviendas entregadas hasta el día de la fecha”, explican. Además señalan la importancia de averiguar el nivel de satisfacción de los clientes en cuanto al cumplimiento de cada uno de los apartados que conforman el contrato suscripto entre las partes.
Es necesario "plasmar y especificar detalladamente en el contrato el material a utilizar y las terminaciones de la construcción, tipo de aberturas y accesorios que se utilizarán”. 
A la hora de confeccionar el vínculo, también se recomienda determinar el tipo de propiedad a construir, plazo de comienzo de la instalación y montaje y, sobre todo, "especificar costo total de la vivienda, medio y formas de pago”. 
Es recomendable exigir facturas y recibos oficiales de Afip y en caso del pago en cuotas exigir que el contrato cumpla con los requisitos previstos en el artículo 36 de la ley 24.240  de Defensa del Consumidor. "Antes de firmar el contrato se ebe dejar asentado por escrito todo lo convenido de manera oral, llevar una copia y, de ser posible, hacerlo controlar por un abogado de su confianza”, aseveró Defensa del Consumidor, que concluyó que "previo a la adquisición de la vivienda también hay que consultar si la empresa comercializadora presenta denuncias en su contra”.
 
Opinión

Cuando te roban donde más duele

"No me entregaron nunca la casa”, "el dueño de la empresa desapareció”, "se quedaron con la plata que habíamos ahorrado toda la vida”, "fue un error mío”, "ya me resigné y acepté que me estafaron”. Los testimonios varían en contenido, pero todos comparten un mismo dolor: el de haber perdido no sólo una inversión, sino horas de trabajo que se le quitaron a la familia para poder juntar plata y pagar la casa "cueste lo que cueste”. 
Salidas a cenar canceladas. Idas al cine suspendidas. Ropa nueva jamás comprada. La ñata contra el vidrio el tiempo que sea necesario, porque para comprar el techo propio hace falta sacrificio. Por eso cuando te estafan con la casa, no se llevan solamente plata. Se llevan una parte intangible que, como el trabajo y el resto de los derechos básicos, está asociada a la dignidad. Y cuando te la destrozan impunemente, duele.
Franco, Javier, Antonia y Matías, como el resto de las personas estafadas por la empresa OwnHouse, son las puntas de núcleos familiares donde detrás hay parejas, hijos, padres, abuelos. Son además un reflejo de las clases populares argentinas cuyos salarios, sumando todas las horas extras posibles de hacer, alcanzan para comprar una casa prefabricada. 
Lo que según la Constitución Nacional es un derecho básico, a ellos se les negó. Y se les negó no una, sino tres veces. La primera cuando no pudieron tener un trabajo a través del cual sacar un crédito hipotecario. La segunda cuando fueron estafados por una empresa fantasma que se quedó con sus ahorros. Y la tercera cuando la pena máxima prevista por la Justicia para el empresario que los estafó, prevé entre un mes y seis años de cárcel como máximo. Mientras tanto, ellos ponen ladrillo sobre ladrillo, reconstruyendo como pueden lo que les robaron.


 



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