Despeñaderos: Valentino, de Juventud Alianza a la "Gloria”

A sus 17 años y mientras cursa su último año de la secundaria, este chico vecino de la localidad está dando pasos gigantes en el básquet de la mano de Instituto de Córdoba, su club. Espera su chance en la primera.

Deportes01 de abril de 2024Franco MuñozFranco Muñoz
valentino ferri despeñaderos

(SN; Despeñaderos) Valentino Ferri es un joven de Despeñaderos que juega al básquet. De él son testigos los vecinos de toda la comunidad, quienes cada tanto lo ven haciendo unos tiros en el playón municipal, esto es cuando no está entrenando o rompiendo defensas rivales con la casaca número nueve en su club, la “Gloria” de Alta Córdoba.

A los seis años comenzó su viaje con el básquet. Fue en el Club Juventud Alianza, el “Rojo” de Despeñaderos, el equipo del pueblo que lo abrazó en sus comienzos y hasta sus 12 años, cuando por primera vez lo citaron al seleccionado juvenil de la liga riotercerense. Esa convocatoria marcó su juego y su persona, a tal punto que fue el primer quiebre como deportista que le permitió creer aún más en él y, sobre todo, en su básquet, ese dribling escurridizo y ese tiro sorpresivo. 

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Luego de este avance, Valentino junto a su familia viajó a Córdoba a participar de una prueba de jugadores en Atenas, pero el entrenamiento del “Griego” iniciaba a las 15:30 y, como no llegaba a horario, decidió dirigirse al estadio monumental de Alta Córdoba, donde la “Gloria” se reúne en familia a disfrutar de las diferentes actividades deportivas y culturales del barrio. Allí, rodeado de camisetas albirrojas, Valentino reconvirtió nuevamente su juego y su deseo de competir al máximo. “Mi primer entrenador en Instituto fue Marcos Carrizo y me hice muy amigo de mis compañeros, el club me encantó desde el primer día”, dice el nueve de la “Gloria”. Sobre Instituto, Valentino aclara que lo que más le gusta es la competencia y las ganas de ganar siempre, sumado a la predisposición de los profes y las instalaciones del club.

Sobre este cambio, de una liga regional y un club de pueblo a competir en toda la provincia, Valentino cuenta que, si bien lo sigue viviendo como el primer momento, su día a día cambió por completo. Por la mañana y de lunes a viernes cursa el secundario, actualmente está en sexto año del colegio Pío XII de Despeñaderos. Luego de almorzar debe viajar a su entrenamiento en Córdoba, donde a veces realiza doble turno con diferentes categorías juveniles, por lo que su llegada a casa suele ser muy tarde. Durante los primeros años cambió de colegio por uno a distancia para estar más abocado a la competencia, pero al poco tiempo volvió con sus amigos de la secundaria, quienes hoy lo acompañan en cada partido y son parte de su familia. “No me sentía bien porque no estaba nunca con mis amigos”, dice y comenta que hoy su grupo de compañeros es un eslabón muy importante en su vida como deportista, a pesar de que no comparte noches de boliche o fiestas, ya que casi siempre debe descansar para los partidos o ir a entrenar temprano. Un ejemplo de esto es lo que pasó hace algunas semanas atrás, cuando sus compañeros de sexto año estaban celebrando el último primer día (UPD) en la plaza Evita de Despeñaderos, a eso de las siete de la mañana, y Valentino se los cruzó camino a la terminal, donde tomó el colectivo para ir a entrenar.

Valentino cuenta que para su desempeño como deportista es muy importante el acompañamiento de su familia. Por un lado su madre le prepara la comida justa y necesaria, tal cual lo pide la nutricionista a la que asiste, y su padre lo lleva todos los días al entrenamiento. Además, su hermano Juan tiene un gimnasio y allí a veces complementa las cargas o continúa con su puesta a punto. Por otra parte, la Municipalidad de Despeñaderos le brinda una ayuda a Valentino con el pago de los pasajes a Córdoba para que asista a los entrenamientos.

Las lesiones

A pesar de tener 17 años, Valentino se hizo fuerte desde muy chico afrontando y superando lesiones que lo marcaron en momentos clave de su carrera. Primero, tras ser convocado al seleccionado provincial sub 15, tuvo una lesión en uno de los dedos de su mano derecha, su mano hábil, que lo marginó de la competición. Pero, más que un traspié fue un nuevo impulso a entrenar no solo en el club, sino también junto a su padre y su hermano, ya sea en el gimnasio o en el mismo playón haciendo tiros con su zurda.

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Luego, el año pasado, tras ser citado al seleccionado sub 17 de Córdoba para competir en un torneo internacional en Chile, el basquetbolista de Despeñaderos sufrió un esguince de tobillo y perdió la posibilidad de viajar. Este fue un golpe muy grande para él, ya que se dio en un gran momento de su juego. “Fue muy duro. Estaba todo para darse y luego de tanto esfuerzo pasó lo del tobillo y estuve cuatro meses recuperándome”, dice. Para su recuperación cuenta que fue importante el apoyo del club con las sesiones de kinesiología y las consultas al traumatólogo. Su familia como pilar y también algunas consultas con su psicólogo lo ayudaron a reponerse, no solo como deportista, sino también como persona. “Fue muy importante trabajar en una voz interior que me ayude a pasar el tiempo durante la lesión, para luego entrenar mucho y recuperar el nivel”, explica.

Su posición en la cancha es diversa: puede jugar de base, de escolta o de alero, pero para quienes quieren saber cómo juega Valentino deben imaginarse un jugador rápido y pensante, con un buen pase y manejo de sus perfiles que lo hacen tener un dribling indescifrable por momentos; esto sumado a su gran tiro de media distancia y su deseo de ganar todos y cada uno de los rebotes en los dos aros. Esto lo dice quien firma esta nota, pero quien le pregunte qué opina de su básquet, él dice esto: “Siempre hay que entrenar cada uno de los aspectos del juego, yo digo que mi tiro no es bueno ni malo, simplemente lo tengo que trabajar siempre. Si querés ser jugador de básquet tenés que entrenar el tiro, sí o sí”.

Sobre sus ídolos en el deporte o si su juego se alinea a algún referente, Valentino explica que no intenta parecerse a ninguno. “No tengo idea a quien me parezco jugando y tampoco veo eso, solo trato de sacar cosas buenas de algunos jugadores para mejorar en todos los aspectos”, dice, aunque precisó que entre sus ídolos están Manu Ginóbili y Kobe Bryant.

Desde que está en Instituto, Valentino siempre compitió en categorías mayores a su edad. Este año, además de jugar con la sub-19 se encuentra entrenando con la división “Liga Desarrollo”, el paso previo a integrar la primera del club que disputa la Liga Nacional de Básquet. “Siempre entreno al máximo tratando de dar lo mejor en cada una de las categorías y el tiempo que me toque jugar, además los entrenadores me dan mucha confianza”, dice.

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Esto de ir desbloqueando niveles de juego, Valentino lo tiene claro desde muy chico. “Cuando era sub-17 y me citaban para la sub-19 sabía que no iba a tener muchos minutos en la categoría más alta, pero trataba de aportarle al equipo lo que necesitaba”, dice y explica lo importante que es sorprenderse de un buen tiro o una buena jugada porque “te hace tener más confianza y ser feliz jugando”. Entrenar con jugadores mayores y que compiten en el primer nivel, Valentino lo ve como algo que lo ayuda a crecer. “Me hace querer entrenar más que ellos y mejorar cada aspecto de mi juego”, dice. Actualmente, Valentino está a un paso de competir al máximo nivel nacional de básquet. Su categoría es la sub-19, pero suma minutos con “Liga Desarrollo” y hasta entrenó algunas veces con el equipo de primera que disputa la Liga Nacional. Además, viene de ganar un campeonato con su división y a lo largo de todos estos años en Instituto lograron estar siempre entre los dos mejores equipos de cada competencia. 

Los objetivos

“Personalmente siempre quiero dar mi mejor nivel en cada partido y entrenamiento con la categoría superior que me toca”, dice y explica que lo bueno de entrenar con divisiones más altas es que la exigencia es mucho mayor.

Por otro lado, a nivel grupal, comenta que el club busca ganar cada una de las competencias que disputa. “Esto me gusta y además hay que saber aprovechar las oportunidades. La alta competencia es así, te puede impulsar a lograr todo, pero también puede tirarte abajo. Es depende de la mentalidad de cada uno”, dice.

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