Tragedia de Cromañón: el fin del underground

Se cumplen 20 años de la tragedia de Cromañón.

Opinión30 de diciembre de 2024 Marcelo Paez
cromañón

(SN; Alta Gracia) Aquel jueves 30 de diciembre de 2004, mientras gran parte de la sociedad Argentina se disponía a juntarse en familia para celebrar la llegada del año nuevo, en la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Once, la banda de rocanrol oriunda de Villa Celina, Callejeros, ofrecía una serie de conciertos para cerrar un año inolvidable.

El lugar elegido para dichas presentaciones fue el boliche República Cromañón, cuyo dueño era Omar Emir Chabán, también titular y cara visible del popular y extinto Cemento.

Callejeros, por aquél entonces, había experimentado en los últimos meses un crecimiento exponencial, razón por la cuál a mediados del mismo año 2004 tuvieron su bautismo de fuego, llenando dos estadios Obras. La banda parecía imparable y generaba seguidores en todo el país, atravesando un momento épico en su carrera. El grupo se consolidaba no sólo en la venta de tickets en cada presentación, sino también en las bateas de discos y merchandising oficial. Estaban en la cúspide de una ola que pretendía renovar gran parte de la escena rockera nacional.

La noche del 30 de diciembre marcaría un antes y un después en la cultura musical del país. Acostumbrados por décadas, la gran mayoría de los artistas se presentaban en lugares que jamás reunían las condiciones mínimas de seguridad tanto para músicos como para espectadores y Cromañón fue un reflejo de todo ello: lugares con una capacidad desbordada; salidas de emergencias inexistentes y/o cerradas; baños en condiciones deplorables y una estructura edilicia casi cómplice de todas las irregularidades antes mencionadas; camarines precarios con escenarios armados y sostenidos de una forma inusual. Todo ese conjunto de precariedades tenía una fina denominación, conocida como el Underground.

Pertenecer al under no sólo implicaba "hacer el aguante" a una banda que recién comenzaba a dar sus primeros pasos. Sino que también significaba ir a cualquier lugar bajo condiciones infrahumanas.

El under presumía ser testigo del nacimiento de muchas bandas. Su estilo improvisado, riesgoso y aventurero lo sumergía en una sinergia desfachatada y alocada. Era el paso previo, casi obligado, de todo músico antes de la "consagración". Llenar un estadio Obras o Luna Park, era el premio mayor por haber bancado los trapos durante años desde bien abajo. Sin embargo para Callejeros llegar a Obras no le impidió luego volver a lugares más pequeños y con una logística menor.

La banda no pudo evitar la masividad de un momento exitoso en un lugar que no estaba preparado. Ni siquiera las autoridades responsables tanto del gobierno de la ciudad de Buenos Aires como la de los organizadores imaginaron semejante tragedia con un número de 194 personas fallecidas y cientos de víctimas alojados en diferentes hospitales de la capital.

Fue aquella trágica y dolorosa noche la que marcó el fin del "underground". El final de gran improvisación que le costó la vida a miles de personas.

Cada 30 de diciembre es una fecha que aún duele. Es una herida que no ha cicatrizado. Porque a los pibes de Cromañón los mató la corrupción.

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