
El domingo de pascuas de 1987 la sociedad argentina protagonizó una de las mayores movilizaciones políticas de la historia contra el alzamiento militar carapintada. Para el autor de este artículo, se trató de una refundación del sistema.
Mientras EEUU presiona a Argentina para romper lazos con China, el Reino Unido aboga por la cooperación, exponiendo una encrucijada estratégica para Milei.
Opinión19 de abril de 2025 Por Víctor HuguesLa reciente visita relámpago del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, a Buenos Aires dejó al descubierto una clara directriz de Washington hacia Argentina: desvincularse de China, especialmente en lo que respecta al swap de monedas vigente. Las declaraciones de Bessent a Bloomberg fueron directas, instando al gobierno de Javier Milei a cancelar el acuerdo con el gigante asiático, un mecanismo financiero heredado de administraciones anteriores.
Rachel Reeves, Ministra de Hacienda del Reino Unido, consideró "muy tonto" desvincularse de la economía china.
Esta presión estadounidense se produce en un contexto global donde las relaciones con China son objeto de debate y reevaluación por parte de diversas potencias. Sin embargo, la postura no es unánime. Un ejemplo paradigmático es el Reino Unido, cuya ministra de Hacienda, Rachel Reeves, declaró enfáticamente que sería "muy tonto" para su país desvincularse de la segunda economía mundial. Reeves abogó por fortalecer los lazos económicos con China, resaltando los beneficios concretos que esta relación aporta a las empresas británicas, como el reciente acuerdo de casi 800 millones de dólares para el sector de servicios financieros. Su respaldo a la posible cotización de la firma Shein en la Bolsa de Valores de Londres subraya aún más el pragmatismo británico.
La divergencia entre la postura estadounidense y la británica plantea un escenario complejo para Argentina. Por un lado, Estados Unidos, principal impulsor del reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), utiliza la "zanahoria" de su apoyo financiero, pero advierte que no habrá fondos para reemplazar el swap chino. Mauricio Claver Carone, responsable del Departamento de Estado para América Latina, fue aún más explícito al señalar el riesgo de que cualquier acuerdo con el FMI prolongue la línea de crédito con China, considerándolo un "tiro en el pie".
Por otro lado, la realidad económica argentina muestra una dependencia comercial significativa con China, aunque no sea el principal destino de sus exportaciones, el intercambio comercial con el gigante asiático es considerable. Romper abruptamente estos lazos sin duda acarrearía consecuencias económicas negativas.
La administración de Javier Milei se encuentra así en una encrucijada. Debe sopesar la presión de Washington, que llega acompañada de incentivos y advertencias, con la realidad de sus lazos comerciales con China y el pragmatismo que demuestran otras potencias occidentales como el Reino Unido. La decisión que tome Argentina en relación con el swap de monedas y su vínculo general con China tendrá implicaciones significativas para su futuro económico y su posición en el tablero geopolítico global en el que redoblan los tambores de guerra.
El Presidente debería encontrar un equilibrio entre las exigencias externas y las necesidades internas del país, mientras se enreda en un ideario libertario que incluso choca con el proteccionismo de su admirado Donald Trump.
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