Esperando el agua prometida

LA NOTA DEL DÍA

Opinión 07 de enero de 2022 Diario Sumario

(Sumario Noticias, Anisacate) Levantarse de la cama y servirse un vaso de agua o darse una ducha sin tener que estar pensando en si el tanque tiene agua o no, es un lujo que muchos no pueden darse. En pleno siglo 21, el acceso al agua corriente no es un servicio disponible para todos los mortales, y no deja de ser una de las preocupaciones principales de los gobiernos de las pequeñas comunidades o de aquellas que experimentan un crecimiento exponencial con el paso de los años.

Tal es el caso de Anisacate, que el año pasado anunció su obra más importante de los últimos años, para poder llevar el agua corriente a sectores de la localidad que se fueron poblando en el último tiempo y que no cuentan con este servicio de vital importancia.

A mediados de septiembre de 2021, se puso en marcha una mega obra de agua potable con una inversión de fondos aportados por el gobierno nacional de $101.709.689, en el marco del Programa Argentina Hace. La misma, tendrá la capacidad de brindar agua potable a 3.500 familias de los barrios Valle de Alta Gracia (popularmente conocido como "La Marianita"), San José y Villa Río, ubicados en sector oeste de la localidad, pero también prevé capacidad de agua para “una Anisacate con proyección para los próximos 25 años”, según decía el intendente Ramón Zalazar por aquellos días.

Cisterna en barrio San José.

En la actualidad, el agua que abastece a los aproximadamente 2 mil domicilios ubicados en la zona este viene de distintas perforaciones localizadas en los barrios. El agua se almacena en cisternas, donde es clorada –único tratamiento que recibe– y analizada todos los meses, y luego distribuida en la red de agua corriente para los vecinos.

 

La obra

En líneas generales, la obra consiste en la toma subálvea de agua del río Anisacate, que luego llegará a tres cisternas de hormigón ubicadas en las plazas de los diferentes barrios y que tendrán una capacidad de 400 mil litros cada una, tres veces más que las otras cisternas existentes en la ciudad. “Todas las cisternas están ubicadas estratégicamente y fueron consensuadas con los vecinos de cada barrio para que después no hubiera problemas”, explicó Daniel Azelart, director de Obras Públicas de la Municipalidad de Anisacate. El barrio Valle de Alta Gracia ya contaba con una cisterna de 200 mil litros, que ahora se sumará a la que prevé el proyecto.

Daniel Azelart, director de Obras Públicas de la Municipalidad de Anisacate.

“Para Anisacate se trata de una obra única, la más importante de toda su historia”, aseguró Azelart. “Llevar agua a una comunidad no es una tarea fácil, y es un logro muy importante de la gestión de Ramón (Zalazar)”, ratificó el funcionario. En este punto, no escatimó en elogios hacia la figura de Martin Gil, quien era en aquel momento secretario de Obras y Servicios Públicos de la Nación y uno de los principales responsables en impulsar el proyecto para que viera la luz. “Que una persona como él, en el lugar que ocupaba, trabajara tanto y le diera el impulso a este proyecto para que saliera, cuando en Anisacate no somos una ciudad que marca el termómetro electoral, ni que mueve votos para ganar una elección, para nosotros fue muy importante y siempre lo vamos a considerar”, manifestó Azelart.

Finalmente, la obra fue licitada a mediados de julio. Se presentaron dos oferentes y fue ganada por la empresa Suvermax S.A. “No había demasiadas posibilidades de hacer esta obra con recursos propios. La maquinaria, los profesionales y los equipos son muy específicos y muy técnicos. No hay lugar para improvisar”, dijo el director de Obras Públicas.

La red ya comenzó a realizarse en dos de los tres barrios, sin embargo, según aseguran los vecinos, en Valle de Alta Gracia, hace cerca de dos meses que los trabajos están parados. “Abrieron la zanja y después se fueron y se llevaron las máquinas. Para los que tienen el ingreso a las casas en esas cuadras es un problema muy grande esa situación, más cuando llueve. Dicen que van a terminar en febrero, pero ya estamos y todavía falta mucho”, relató una vecina del sector. En diciembre el clima no acompañó los trabajos por las reiteradas lluvias y cerca de fin de año la cantidad de personas aisladas por el COVID-19 también demoró su ejecución. En definitiva, desde hace casi dos meses, la obra está parada, mientras que algunos vecinos ya han pagado su conexión.

Zanja abierta en Valle de Alta Gracia.

Los beneficiados

Durante la pandemia la población del barrio Valle de Alta Gracia se multiplicó rápidamente. Muchos que alquilaban en Córdoba u otras localidades decidieron hacer el esfuerzo y levantar su casita en Anisacate. “En nuestro barrio el crecimiento fue impresionante y puso en jaque la distribución del servicio de agua de los camiones cisterna”, explicó Carla Petrello, presidenta del Centro Vecinal de barrio Valle de Alta Gracia, en donde viven 150 familias aproximadamente.

“Es muy emocionante participar de este tipo de procesos de crecimiento. Luego de muchos años los vecinos vamos a poder contar con un servicio de vital importancia y poder dedicar fuerza a la creación de nuevos proyectos que traigan salud, deporte, justicia social y obras a nuestro barrio.  Agua es salud y una herramienta insustituible para procurar los cuidados ante el contagio de enfermedades. Por ello es fundamental sostener el crecimiento de este tipo de políticas y seguir trabajando codo a codo con las instituciones para visibilizar las carencias”, manifestó Petrello.

 

El agua en casa

Una vez finalizada la obra de ampliación de red para que el agua llegue a los barrios, es el momento de hablar de la distribución en los hogares. Aquí entra en juego el aporte de los vecinos, que son los que finalmente pagan los gastos finales de conexión a la obra. Con la tarifaria actual, cada frentista deberá abonar $2.200 por metro lineal de frente de cada terreno, más $14.500 de conexión. Además, deberá tener abonada al día la Tasa Municipal y presentar el derecho de posesión o escritura del terreno.

Las formas de pago varían de acuerdo a las necesidades. Así, por ejemplo, en la conexión a la red habrá un 20% de descuento por pago de contado o seis cuotas sin interés, abonando la primera cuota en el momento, más el importe correspondiente por los metros de frente de cada terreno. Para la financiación en más cuotas, entran en juegos los intereses que maneje cada tarjeta de crédito.

En este sentido, Azelart aseguró que se están arbitrando los medios necesarios para poder financiar las conexiones de los vecinos, con un aporte total o parcial del Estado.

A fines del 2021, muchos eran las consultas para realizar las conexiones y los interesados en averiguar medios de pago y formas de financiación. Sin embargo, al no estar terminados los trabajos, los vecinos se retiraban de la dependencia municipal sin certezas de cuándo tendrían finalmente agua corriente en sus hogares, pero seguros de que el importe podría variar con el paso del tiempo. "Para congelar el precio fueron muchos los que decidieron sacar un crédito para poder pagar la obra. El tema es que ya empezaron a devolver las cuotas del crédito y aún no tienen el agua", aseguró otro vecino de barrio San José. "Es un esfuerzo muy grande el que se tiene que hacer, porque no estamos hablando de poca plata. En algunos casos los montos superan los 50 mil pesos. Si se tiene en cuenta que muchos tenemos trabajos precarizados y los dos años de pandemia que hemos vivido, hablar de un monto como ese para desembolsar de una sola vez no es poca cosa". De hecho, aún donde la red ya llegó, muchos vecinos no contaron con los recursos para poder conectarse o, mantienen deudas de tasas municipales. La Municipalidad exige estar al día con los tributos para poder acceder al servicio.

 

El mientras tanto

Mientras se espera la finalización de las obras, lo vecinos que no cuentan con red de agua corriente deben apañárselas con los camiones cisternas de los que dispone el municipio para distribuir el agua en esas zonas o de los privados que comercializan el servicio.

El comienzo de 2022 fue crítico para estos hogares, que por estos días deben esperar como mínimo 72 horas para que un camión cisterna visite sus casas con el preciado cargamento. “La alta demanda y la cantidad de trabajadores aislados por ser contactos estrechos o pacientes positivos de Covid-19 hizo que las entregas estén demoradas. Estamos trabajando denodadamente para poder regularizar esta situación”, explicaron fuentes municipales.

En condiciones normales, los pedidos suelen demorar como mucho 24 horas. “La decisión política es que la gente tenga agua”, aseguró Azelart. Las condiciones climáticas juegan mucho a favor, ya que cuando llueve los camiones no circulan.

Con tarifa subsidiada, llenar un tanque de 2.500 litros cuesta $200, mientras que un viaje completo del camión, con 6.000 litros tiene un valor de $490. Cuánto dure ese suministro, dependerá del consumo de cada hogar, pero la distribución es solamente para consumo familiar, es decir que este precio no se contempla, por ejemplo, para llenar piletas o para construcciones. Allí, los vecinos deberán recurrir a un privado para que les provea el servicio, a un costo mucho más alto. Por ejemplo, un tanque de 1.000 litros tiene un valor de $700.

Hoy, son cientos los vecinos que esperan poder conectarse a la red de agua corriente para dejar de dependen del clima, de la demanda y del Covid. Los costos de conexión abruman a más de uno, luego de dos años en donde la pandemia hizo estragos en las economías familiares. Mientras las gestiones para que el Estado Municipal pueda costear esos trabajos se hacen esperar, cada uno, deberá contar con algo de plata en el bolsillo para que el sueño del agua en casa se haga realidad.

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