Los Salesianos desalojan a un matrimonio de más de 60 años

Ramón Sánchez tiene hoy 69 años. Cuando tenía 16 y la esperanza de tener una vida mejor se afincó en Alta Gracia, dejando atrás a su Salta natal. Había venido a Córdoba a curarse de una enfermedad y ya no quiso regresar a Orán. “No quise volver a mi tierra para ir a sufrir de nuevo allá”, cuenta. Desde ese momento, se vinculó laboralmente con los religiosos salesianos de la ciudad. Pasó el tiempo, Ramón conoció a su esposa Norma, se casó y tuvo tres hijos. Junto a algunos sacerdotes construyó la casa donde hoy vive en el predio de la institución religiosa. Como ya cumplió su ciclo laboral y se jubiló, debe dejar esa vivienda en la que vivió cerca de 40 años, en medio de un juicio por desalojo. ¿Cómo comenzó su vínculo con los Salesianos? Yo entré a trabajar con ellos en el ’65. Hace tres años me jubilé.Yo estaba como cama adentro, al tiempo me daban unas chirolas para poderme vestir, comprar zapatillas, tenía 17, 18 años, con ellos hace 48 años que estoy. Me daban el albergue, yo trabajaba ahí, estaba en la parte de mantenimiento de la casa, después cuidábamos a los enfermos porque ahí estaban los tuberculosos donde ahora están los seminaristas. Después el Padre Cianca me pide que vaya a la cocina. “Si usted me enseña, no hay problema”, le dije. Estuve como 15 años cocinando para esa gente. ¿Desde ese momento se quedó ahí? Sí, después me tocó el servicio militar en La Calera. Allá estaba el Padre Juan Lavaque que era capellán del Ejército y venía los sábados a dar catecismo acá. Cuando me ve me pregunta qué hacés acá. “Vengo a cumplir con la patria, Padre”, le digo. Entonces me dijo que no tenía que estar allá y arregló todo para que volviera. En ese momento pensé en irme a Buenos Aires, pero después no quería quedar mal con esta gente y me volví, porque me ayudaron… los padres esos eran buenísimos.