Raúl Montenegro: “La privatización nuclear es una torpeza peligrosa”

El biólogo Raúl Montenegro cuestionó la decisión del Gobierno de privatizar parte de la empresa que opera los reactores nucleares del país. Alertó sobre la falta de controles, transparencia y planes de seguridad.

Medio Ambiente21 de octubre de 2025 SN
Montenegro - Central Nuclear Rio III

(SN; Alta Gracia) El Gobierno nacional formalizó la privatización parcial de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, la empresa estatal que opera las tres centrales nucleares del país: Atucha I, Atucha II y Embalse. La medida, oficializada a través de un decreto publicado en el Boletín Oficial, establece cómo quedará repartido el porcentaje accionario entre el Estado y el sector privado, habilitando la venta de hasta un 49 por ciento de las acciones.

La decisión, enmarcada en la política de desregulación impulsada por la administración de Javier Milei, generó preocupación entre especialistas del ámbito científico y ambiental. Entre ellos, el biólogo Raúl Montenegro, premio Right Livelihood 2004 (conocido como el “Nobel Alternativo”), quien consideró que el proceso “profundiza la opacidad” con la que ya se venía manejando el programa nuclear argentino.

“El programa nuclear ya se venía manejando con exceso de secreto y con una tendencia a violar la normativa ambiental. A eso se suma un escenario nuevo, el del gobierno de Milei, que ha venido desarmando las estructuras de control del Estado”, sostuvo Montenegro en diálogo con Siempre Radio.
Según explicó, la privatización se da sobre un sistema que “ya tenía falencias estructurales” y que ahora “queda expuesto a intereses corporativos internacionales”. De concretarse la venta del paquete accionario, el 44 por ciento podría quedar en manos de empresas extranjeras, sin que se haya precisado aún cuáles ni bajo qué condiciones.

Montenegro recordó que este tipo de intentos no es nuevo. “Ya hubo un proceso similar durante el gobierno de Menem, de la mano de Cavallo, y fracasó. Ahora se reinicia, en un contexto más crítico, con centrales envejecidas y sin controles adecuados”, explicó.

El especialista también detalló que las tres centrales de potencia del país “no son nuevas, sino que funcionan con vida útil extendida”. En particular, la Central Nuclear de Embalse, ubicada en Córdoba, fue sometida a una refacción integral hace algunos años para prolongar su funcionamiento. Sin embargo, Montenegro advirtió que esa extensión implica mayores riesgos.

“Cualquier reactor nuclear, en cualquier país y con cualquier tecnología, puede sufrir el peor accidente posible. En la escala internacional de incidentes nucleares, el nivel más alto es 7, como Chernobyl o Fukushima. Y en Argentina tenemos reactores que, de ocurrir algo así, podrían afectar un radio de entre 500 y 700 kilómetros”, explicó.
El científico insistió en que no existen fondos específicos para afrontar un siniestro de esa magnitud, ni planes de emergencia actualizados. “No se ha hablado de un fondo para enfrentar un accidente nuclear. Si ocurre el peor evento posible, la Argentina no tiene ni capacidad económica ni estructura estatal para responder”, afirmó.

Montenegro también apuntó a la falta de simulacros serios y protocolos públicos de emergencia, algo que consideró “una falla estructural de todo el sistema nuclear argentino”. “Solo se han realizado ejercicios para accidentes menores, en un radio de 10 kilómetros, cuando el área de impacto real sería de cientos de kilómetros. La población no tiene idea de cómo actuar frente a un evento nuclear grave”, sostuvo.

En ese sentido, criticó que las centrales estén ubicadas cerca de zonas densamente pobladas, como ocurre con Atucha I y II, situadas en Lima, Buenos Aires. “Argentina ha sido una especie de Narnia nuclear. Se construyeron reactores con la mitología de que ‘no puede pasar nada’. Y si uno mira dónde están ubicados, ve que están al lado de una de las zonas más habitadas de América del Sur”, señaló.

El ambientalista también puso en duda la idoneidad técnica del actual gobierno para encarar un proceso tan delicado. “Milei no tiene formación en temas nucleares y parece creer que privatizar un reactor es lo mismo que privatizar una fábrica de galletitas. Pero no estamos hablando de lo mismo: un accidente nuclear puede destruir una economía regional y afectar a países vecinos como Uruguay”, afirmó.

Al ser consultado sobre qué debería hacer un gobierno serio ante esta situación, Montenegro fue contundente:

“El peor error histórico de Argentina fue apostar por la energía nuclear de potencia. Es una tecnología de altísimo riesgo que apenas aporta entre el 5 y el 7 por ciento de la energía eléctrica nacional. Mientras existan las centrales, lo urgente es asegurar su funcionamiento, reforzar la seguridad, capacitar al personal sanitario y preparar a la población”.
Por último, el especialista pidió que el Estado interrumpa el proceso de privatización y priorice la transparencia:

“Antes de discutir si privatizar o no, deberíamos cortar con el secreto que rodea todo el sector nuclear. La sociedad tiene derecho a saber los riesgos que corre, y el Estado la obligación de protegerla”.

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