Alarma en las ONG por el cese de la ayuda de EEUU a programas internacionales

El congelamiento de la ayuda exterior de EE.UU. es una "sentencia de muerte" para los necesitados, advierten las ONG. El gobierno estadounidense enmarcará esos programas en la agenda "America First".

Internacionales29 de enero de 2025 Redacción SN
USAID donaciones EEUU

(SN; con información de Euronews) La Administración del presidente Donald Trump ha congelado casi toda la ayuda exterior financiada por Estados Unidos, lo que ha llevado a la pausa, reducción o cancelación de miles de proyectos humanitarios, de desarrollo y de seguridad en todo el mundo. La medida, anunciada mediante una orden ejecutiva la semana pasada, suspende por 90 días la financiación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), mientras se revisa qué programas seguirán recibiendo fondos.

El Departamento de Estado justificó la decisión como un esfuerzo para garantizar que los programas de ayuda sean "eficientes y coherentes con la política exterior de Estados Unidos en el marco de la agenda America First". Aunque los programas alimentarios de emergencia quedaron exentos inicialmente, el secretario de Estado, Marco Rubio, extendió el martes exenciones temporales para la "ayuda humanitaria vital", incluyendo medicinas, servicios médicos, alimentos y refugio.

A pesar de estas exenciones, organizaciones humanitarias han reportado despidos, cesantías y cierres de proyectos. Abby Maxman, presidenta de Oxfam America, señaló que la suspensión de la ayuda "podría tener consecuencias de vida o muerte" para millones de personas. Estados Unidos es el mayor donante mundial de ayuda exterior, con un gasto de 68.000 millones de dólares en 2023, gran parte de ello a través de USAID. En ayuda humanitaria específicamente, EE.UU. aportó casi 14.000 millones de dólares en 2024, representando el 42% del total global registrado por la ONU.

Uno de los programas más afectados es el Plan Presidencial de Ayuda de Emergencia para el Alivio del Sida (PEPFAR), que ha salvado 25 millones de vidas desde su creación en 2003. Beatriz Grinsztejn, presidenta de la Sociedad Internacional del Sida, advirtió que detener la financiación del PEPFAR resultaría en muertes y un resurgimiento del VIH. En Zimbabue, Gumisayi Bonzo, directora de una ONG que depende del PEPFAR, expresó preocupación por el futuro de su organización y su propio tratamiento contra el VIH, que ha recibido durante 23 años.

La congelación también impacta proyectos en África, como la educación de niñas, apoyo a agricultores y fortalecimiento de sistemas sanitarios. Gyude Moore, exministro de Liberia, afirmó que la medida perjudica a EE.UU. al no distinguir entre aliados y adversarios, y podría beneficiar a rivales como China, que podrían ganar influencia en la región.

En Ucrania, aunque la ayuda militar no se ve afectada, programas civiles financiados por USAID, como Veteran Hub, enfrentan recortes. Ivona Kostyna, directora de la ONG, dijo que podrían perder a la mitad de su personal, afectando servicios críticos para veteranos.

A nivel global, agencias de la ONU como ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos también han implementado medidas de ajuste. Filippo Grandi, director de ACNUR, informó al personal de una pausa en gastos de viajes, talleres y contrataciones. EE.UU. es el mayor donante de ACNUR, aportando 2.000 millones de dólares en 2024, el 40% de su presupuesto.

La incertidumbre sobre la duración de la congelación ha generado preocupación en la comunidad humanitaria. Jeremy Konyndyk, presidente de Refugees International, calificó la situación como "aterradora" y advirtió que la política podría costar muchas vidas.

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