“Esquirlas” en Río Tercero: a 30 años del atentado

A modo de mantener la memoria viva, este artículo recomienda “Esquirlas”, la película dirigida por Natalia Garayalde que recuerda el hecho con el reclamo inclaudicable de justicia.

Sociedad03 de noviembre de 2025Franco MuñozFranco Muñoz
esquirlas

(SN; Río Tercero) En total fueron 20 mil los proyectiles que explotaron sobre la ciudad donde residían unos 40 mil vecinos, es decir, una detonación cada dos habitantes es lo que registró el atentado en Río Tercero, donde este lunes se cumplen tres décadas del crimen de Estado cometido por el Gobierno de Carlos Menem. Aquel 3 de noviembre de 1995, las calles quedaron cubiertas con escombros de edificios y hogares, vehículos calcinados, familias resguardadas a la espera de huir, con esquirlas clavadas en el asfalto y las paredes, con siete personas que perdieron la vida y otras 300 que resultaron heridas a raíz de las explosiones producidas por la Fábrica Militar, ubicada a tan solo 200 metros del área urbana. A modo de mantener la memoria viva, este artículo recomienda “Esquirlas”, la película dirigida por Natalia Garayalde que recuerda el hecho con el reclamo inclaudicable de justicia. 

Para este film estrenado en 2021, la directora recuperó imágenes documentales tomadas por ella misma al momento de las detonaciones. Con tan solo 12 años y una pequeña cámara que tenía en su casa, Garayalde registró algunos momentos de aquel día de terror y lo reconvirtió en un proyecto que hoy forma parte de la memoria riotercerense. La película evidencia los diferentes tipos de violencia ejercidos con las explosiones, que fueron utilizadas tapar el tráfico de armas a Croacia y Ecuador impulsado en Argentina 

“Esquirlas” es un relato microscópico: la vida de una familia de clase media que sufrió un atentado sin precedentes y que busca respuestas, como toda una ciudad. “Mi intención era contar cómo era la vida tranquila de esa ciudad, de mi familia y la relación lúdica que teníamos con la cámara, hasta que se ve interrumpida por un hecho dramático, que son las explosiones”, explicó Garayalde entrevistada por LaFuga.

Su familia, su ciudad, una vida 

Una de las historias recuperadas por Garayalde es el testimonio de uno de los operarios de la fábrica, quien en un primer momento fue acusado como culpable del supuesto accidente. Omar Gaviglio trabajaba en la planta, precisamente en el sector de cargas, donde se iniciaron las explosiones. Acusado falsamente, este trabajador contó como ocultaban los proyectiles del ejército argentino que se traficaban de manera clandestina. Además demostró con videos grabados por su propia familia la imposibilidad de haber generado una explosión de tal calibre de manera accidental, con experimentos caseros en su casa y presentados en la Justicia.

Gaviglio falleció en 2016, luego de luchar contra el cáncer, enfermedad que puede haber sido causada por la contaminación emanada por los explosivos. Esta hipótesis es abordada por Garayalde en el film, y denuncia la complicidad del Estado en este atentado contra su ciudad.

En este punto, la película cuenta el sufrimiento familiar, ya que una de las hermanas de Natalia Garayalde también falleció de la misma enfermedad que Omar Gaviglio. Aquí, el relato agudiza la mirada de lo ocurrido denunciando desde lo más personal y explícito. Además plantea la contaminación en el aire del químico que estaba en los proyectiles y la relación con las tres fábricas de Río Tercero (Fabricaciones Militares, Atranor y Petroquímica) que al día de hoy continúan contaminando la región.

A propósito de esto, Garayalde menciona el aire irrespirable de la ciudad, el olor a amoníaco, llamado por los vecinos como “olor a fábrica”, pero reconoce a las plantas químicas como las principales fuentes laborales de la localidad. Esa contradicción entre el crecimiento de la ciudad, del trabajo para miles de vecinos, junto con la contaminación y las explosiones proponen la reflexión hacia dentro de la ciudad.

Violencias

Uno de los ejes planteados en la película es la violencia explícita del atentado. Desde un crimen institucional marcado por el Gobierno neoliberal de Menem a la injusticia en el plano judicial. Precisamente, el expresidente murió impune en 2021 antes de dar su declaración en la segunda parte del juicio. En la primera, Menem fue absuelto por la Corte ya que había pasado el plazo estimado para culparlo. 

En relación a la responsabilidad del Estado, Garayalde deja en evidencia la crueldad del sistema neoliberal, ya que menciona el apriete que sufrían los operarios, el miedo a ser despedidos, la privatización de empresas, el vaciamiento en las fábricas y la desocupación en el país como el detonante previo a las “Esquirlas” que continúan clavadas en Río Tercero.

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