Susana Aranda: prevención y educación, las claves para combatir la obesidad infantil

En el marco del Día Mundial de la Obesidad, la nutricionista Susana Aranda reflexiona sobre la importancia de la educación alimentaria en la infancia y la necesidad de cambiar el enfoque hacia un disfrute responsable.

Actualidad10 de marzo de 2025 SN
Susana aranda
Susana aranda

(SN; Alta Gracia) Cada 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, una fecha que busca concientizar sobre esta enfermedad crónica que afecta a 4 de cada 10 argentinos. Lejos de ser solo una cuestión estética, la obesidad es una condición multifactorial que conlleva graves complicaciones de salud. Por eso, la clave está en la prevención, especialmente en niños y adolescentes.

Prevenir desde la infancia

“Una vez que la obesidad se instala, ya estamos tratando una enfermedad crónica. Por eso es fundamental trabajar en la prevención desde edades tempranas”, explicó Susana, especialista en educación alimentaria. Sin embargo, destaca que no se trata de prohibir, sino de educar en el disfrute responsable.

El error de las prohibiciones

Según Aranda, prohibir ciertos alimentos solo aumenta el deseo por ellos. “He atendido niños que en casa no tenían acceso a dulces o gaseosas, pero en los cumpleaños se desbordaban. La clave está en integrar esos alimentos de manera controlada, para que no se conviertan en un objeto de deseo”, explicó.

Disfrutar con responsabilidad

La especialista propone establecer rutinas saludables y reservar ciertos alimentos para ocasiones especiales. “Por ejemplo, los miércoles a la noche pueden compartir un postre en familia, en porciones adecuadas. Así, los chicos aprenden que pueden disfrutar sin excesos”, detalló.

El papel de los padres y el entorno

Los hábitos saludables empiezan en casa, y los adultos deben ser los primeros en dar el ejemplo. “No podemos pedirle a un niño que coma pescado si en casa nunca se cocina porque a los padres no les gusta. Hay que educar con el ejemplo y con paciencia”, resaltó Susana.

Además, subrayó la importancia de la persistencia: “Si un niño rechaza un vegetal, no hay que insistir con tensión ni convertirlo en una guerra. Se puede ofrecer de distintas maneras, como en tartas o croquetas, para que de a poco se acostumbre al sabor”.

El rol de las políticas públicas

Si bien las familias son clave, Susana recalcó que también es necesario el acompañamiento estatal. “Sería ideal que en las escuelas hubiera quioscos saludables y que se promovieran políticas públicas que faciliten las elecciones alimentarias sanas. Pero, mientras tanto, podemos empezar por casa”.

Educación para una vida saludable

El mensaje final es claro: prevenir la obesidad infantil no implica restringir, sino educar con amor, paciencia y responsabilidad. “Se trata de enseñar a disfrutar de los alimentos sin excesos y de hacer que lo saludable sea lo habitual, no lo excepcional”, concluyó Susana.

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