Alimentación: Salud en todas las tallas, una mirada sin balanza y sin estigmas

En diálogo con Siempre Radio, la nutricionista Susana Aranda profundizó sobre el enfoque de “Salud en Todas las Tallas”, una propuesta que busca correrse del peso como indicador de salud y derribar estigmas sobre los cuerpos.

Actualidad21 de julio de 2025 SN
Susana aranda

(SN; Alta Gracia) En su columna semanal en Siempre Radio, la licenciada en nutrición Susana Aranda abordó el enfoque denominado "Salud en todas las tallas", una perspectiva que gana terreno en el ámbito de la nutrición y que propone correr el foco del peso como único indicador de salud. En cambio, plantea valorar los hábitos sostenibles, el bienestar físico y emocional, y la aceptación de los cuerpos diversos.

“El enfoque parte de la idea de que no todos podemos alcanzar los mismos pesos aunque hagamos las mismas conductas”, explicó Aranda. “Hay personas que, genéticamente, siempre han tenido un peso alto, incluso siendo activas, comiendo saludablemente y sin problemas clínicos”.

La licenciada ilustró con un caso reciente de su consulta: un paciente que, según las fórmulas tradicionales, debería pesar 78 kilos, pero que en su mejor momento físico pesaba 98. “Era deportista, activo, sin enfermedades. Decirle que su meta es 78 kilos no solo es irreal, sino que puede ser contraproducente en términos de salud emocional y motivación”, afirmó.

Aranda fue enfática en aclarar que este enfoque no implica relativizar los riesgos del exceso de peso, sino replantear la forma en que se aborda el tema. “La obesidad dejó de considerarse una enfermedad en sí misma para pensarse como un factor de riesgo. Y no todos los cuerpos con exceso de grasa tienen enfermedades asociadas”, explicó.

Además, sostuvo que imponer metas de peso rígidas puede generar daño psicológico y físico. “Si para alcanzar un número en la balanza una persona tiene que vivir bajo un control extremo que la estresa, eso no es salud. Lo saludable es comer variado, reducir ultraprocesados, moverse dentro de lo que cada uno pueda y disfrute, y cuidar la masa muscular. No responder a un ideal estético hegemónico”.

La especialista también propuso repensar el entorno y las políticas públicas: “Vivimos en un ambiente obesogénico. Deberíamos tener campañas, regulaciones y decisiones como las que se aplicaron en su momento con el tabaco. No se trata solo de responsabilidad individual, sino de construir entornos más saludables”.

Asimismo, advirtió sobre la estigmatización: “No se trata de dar vía libre para comer sin control, pero tampoco de seguir siendo una sociedad obesofóbica. La solución es menos presión estética y más acceso real a alimentos sanos y entornos activos”.

Aranda cerró su columna con un llamado a individualizar los procesos de salud, y a construir metas realistas con cada paciente. “Hay personas para las que un peso de 95 o 98 kilos es su mejor versión: se sienten cómodas, pueden hacer actividad física, participar socialmente sin angustia. Eso también es salud. No podemos seguir imponiendo un peso meta sin mirar el contexto ni a la persona”, concluyó.

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